martes, 30 de agosto de 2016

Cuando John Boorman dirigió a John Voight y a Burt Reynolds en Defensa

  Vuelvo a ver Defensa. Es una obra maestra que reviso cada año y de la que nunca he escrito. Diré solamente que es una de esas películas en la que John Boorman demuestra que el cine puede ser también un documento ensayístico sobre las conductas humanas. Unas panorámicas excelentes de la naturaleza más sobrecogedora y asombrosa en el río Cahulawassee nos ponen en alerta. No es posible que esa belleza adánica no esconda alguna trampa.

  Y así sucede: la serenidad de una excursión de varios amigos se convierte en una auténtica encerrona, donde Boorman explica la otra cara de la sociedad americana, aquella que supera incluso la concepción más conservadora que pueda imaginarse; se trata de la estructura endogámica de unos pueblerinos que viven en la soledad del bosque, que consideran al extranjero un enemigo desde el primer momento, que estiman que el contacto con la civilización es más que pecaminoso, que al extraño hay que destruirlo para que prevalezca la pureza racial y sanguínea de la comunidad.
  Boorman dirige a Jon Voight y a Burt Reynolds magistralmente a través de un análisis antropológico donde se intuye la existencia del canibalismo, de una América violenta, excepcionalmente violenta, que instrumenta sus rituales para extinguir a aquel que se involucra en sus dominios. Escenas como la guerra de banjos entre uno de los protagonistas y un niño inquietante o la supervivencia de los amigos en el cañón, a merced de la belleza salvaje de las aguas, nos revelan el dramatismo que encierra la amistad y el odio más atávico.
Burt Reynolds/ kemes.wordpress.com

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lunes, 29 de agosto de 2016

Bill Murray, Scarlett Johansson y un desenlace como Lost in Translation

  Para muchos es una de las películas más estúpidas del cine, con un desenlace aún más estúpido. He escrito muchas veces sobre esta cinta de Sofia Coppola. Ayer una amiga de Facebook me habló esa secuencia final en que un actor venido a menos, interpretado por Bill Murray, abraza emocionado a la esposa de un joven periodista, Scarlett Johansson, en una de las calles zombificadas de Tokio, donde nadie conoce a nadie. Se despiden tras pasar unas horas juntos, extraviados en la urbe, en su dinámica superficie de luces y resonancias.
  Dejas de respirar con ese abrazo y con su posterior despedida, unos rostros que se difuminan en la avalancha de figuras y apariencias homogéneas. Dejas de respirar, porque, perdidos en la traducción de estímulos que la ciudad arroja sobre los cuerpos, se han enamorado en apenas unas horas; dos generaciones, dos edades, dos formas diferentes de admirar la belleza: la resignación y la ingenuidad.
  Sin embargo, cada uno descubre en el otro que el estrago y la dicha de la vida que les queda se deberá a ese encuentro casual en Tokio, ajenos a un idioma, inmersos en un espacio hostil que los mira con recelo y también con un paternalismo enfermo.
  Nuestra existencia, la existencia de estos personajes, se ve consumada en un breve instante, ceñidos con ellos a esa luz azul y mortecina de un espacio apenas descifrable. Doblegados, deben seguir la corriente, fluir con la marea para no alterar el orden de las cosas, para no perjudicar a aquellos con los que han de ser felices. Pero es triste y bello que el amor perdure en un desencuentro, en la cesación de sus visiones, en el retiro, mientras la ciudad, junto al espectador, intenta traducir lo que allí se ha revelado bajo la consigna del silencio.

Scarlett Johansson y Bill Murray/ porticomx.com
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Preciosismo formal en una novela sentimental de Ian Mc Ewan, Chesil Beach

  Leo en Anagrama Chesil Beach y me enternece esa capacidad que Ian Mc Ewan tiene para emocionar desde el propio lenguaje, como si el argumento no importara, como si los sentimientos de una pareja llena de frustraciones y temerosa de su propio futuro fueran lo de menos. Es la sencillez de una aquitectura prosística lo que convierte a este escritor en un narrador que despierta a las emociones desde la sabiduría de un lenguaje inspirado en la musicalidad y en la ternura.  



Chesil Beach/ Anagrama




  El tabú sexual es el motivo de una novela que llega a convertirse en un poema largo para demostrar que, desde el ornamento o, por el contrario, desde la sobriedad expresiva, solamente se puede alcanzar ese miedo a romper con la tradición, con los prejuicios establecidos, con las costumbres que callan la atracción sexual, la penetración o el onanismo.
  La belleza del paisaje,los interiores, logran que el idealismo no desfallezca, que sea posible la reanudación o la ruptura definitiva del deseo, como leemos al final: "Pero él guardó un frío y ofendido silencio en elatardecer de verano y observó la premura con que ella recorría la orilla y cómo las olitas que rompían acallaban el sonido del avance trabajoso de Florence hasta que sólo fue un punto borroso y decreciente contra la inmensa vía de guijarros relucientes a la luz pálida". (pág.184).
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domingo, 28 de agosto de 2016

Hay mucha falta de imaginación en los guionistas del Sálvame de este verano

 El Sálvame de este verano no tiene nada que ver con el de veranos anteriores y mira que Paz Padilla lo hace ameno y dinámico, pero las historias no han hecho la sangre que muchos esperábamos. Luis Rollán y sus chivatazos o la boda de Kiko Matamoros con Makoke no han sido precisamente esos escándalos de las presuntas infidelidades de Urdangarín o de aquellos lances depresivos en los que se sumía Rosa Benito al enterarse del desgarro en el virgo de su alcoba chipionera. Su marido y una cabaretera mancillaron el honor de la peluquera.

 Lo de Luis Rollán ha sido blandito, pero claro los guionisitas se esfuerzan y los testigos y protagonistas le ponen dramatismo, y la cosa va tomando cuerpo, pero el drama no es tal drama. Si lo de Luis Rollán es cierto, no tengo que reprocharle nada. Hay que comer y, si son amigos de verdad, lo entenderán y lo perdonarán. Además,que te saquen en una revista de papel cuché te hace tan inmortal como Thomas Mann.
 Lo de la boda de Kiko pierde fuelle según pasan los programas. Usar la lista de invitados como ariete contra sus compñeros no tiene demasiado recorrido. Mi mundo gira a veces alrededor de Kiko, pero una cosa es la chulería, el alma truhán y vehemente del personaje, y otra cosa es ser "pesao". Y la boda y la no boda me obligan a ver los trasteros y a los Cazatesoros en Energy, y eso es muy triste para alguien como yo que ama y odia al mismo tiempo el Sálvame, y el Deluxe, y el polígrafo, y ese público variopinto de bocadillo y carretera que nos recuerda que el cine de Paco Martínez Soria no era un mal sueño.

Sálvame/ www.revistavanityfair.es

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La película Boyhood es bella una reflexión sobre la vida, aunque censura el mal

 Ver Boyhood apetece siempre, porque es bonita. Para bien y para mal. El trabajo de Richad Linklater no es tampoco una originalidad. Truffaut ya lo hizo con su actor fetiche, Jean Pierre Léaud, que apareció en Los cuatrocientos golpes y lo vimos crecer en otras cintas del director francés.

 Se agradece, sin embargo, este proyecto de doce años de rodaje donde seguimos la evolución de Mason y toda su familia. El problema de Boyhood es que convierte ese atrayente estímulo del crecimiento y envejecimiento real de los personajes en numerosas estampas en las que no pasa nada o en las que el espectador debe extraer importantes lecciones morales. Es uno de los defectos de muchos creadores que utilizan el costumbrismo: pensar que las cosas con solo mostrarlas construyen el relato. 
Eso sí. Algunas de las secuencias son preciosas formalmente, pero engañan a aquel público que quiere enfrentarse con la vida cara a cara en el cine. Truffaut, Herzog o Gus Van Sant no defraudan en ese sentido.
Salvo algún divorcio traumático que experimentan los niños de Boyhood, la vida de todos estos personajes transcurre por derroteros previsibles, con altibajos previsibles, con su rebeldía previsible y con su final feliz previsible. Nada que ver con la vida, sino con un guion de cine.
 Boyhood censura una de las cualidades más significativas de la existencia, el mal. La enfermedad, la violencia, la muerte de los amigos y los familiares no aparecen por ningún lado. De este modo Boyhood se convierte en un cuento idílico, más que en una percepción emocionante y certera de la vida. No hay jóvenes estudiantes que mueren en accidentes de tráfico, no hay violencia, salvo la de un marido de pega que se emborracha y que la madre soluciona rápidamente. No hay suspensos, los hijos no hacen pellas, no hay palizas al salir del instituto, no hay discusiones subidas de tono en mitad de la noche, no hay insultos.No hay cáncer, no hay mal de Alzheimer, no hay estragos económicos. Todos se superan.
 Es cierto que la gente corriente también tiene derecho a una existencia estable y optimista, pero a mí esa visión de la vida tan aleccionadora y con tan pocos problemas me pilla muy lejos. Si Boyhood se queda en cine, fantástica. Si pretende mostrar la vida tal y como es, defrauda.

Boyhood, de  Richard Linklater / Forbes
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viernes, 26 de agosto de 2016

Se llama Norah Carter y sus novelas han revolucionado el mundo de las descargas

  Me dice un pajarito que es una de las narradoras que más vende a nivel internacional. Se llama Norah Carter y su nombre no aparece en ningún suplemento literario de fin de semana. Logro contactar con ella y leo su primer libro, porque Norah ya ha publicado varias novelas y de géneros diferentes. Miles de descargas han sido registradas en Amazon sin apenas un trabajo de promoción profesional, salvo las horas que ella le dedica a escribir y a informar sobre sus títulos en redes sociales.
  ¿Por qué vende Norah Carter más que ningún escritor en España? Después de leer su novela ¿Qué quieres de mí?, me doy cuenta que una de las razones, como ella misma me ha confesado, es que no hay voluntad literaria. La humildad de esta escritora es pasmosa y su éxito radica en que no cree que tenga un talento literario. Pero sus novelas triunfan porque su lenguaje es directo, lleno de chistes espontáneos.Sus narraciones presentan una estructura sencilla y lineal, donde se tratan las fantasías que puede tener cualquier mujer de clase media, inspiradas en el cine y en las telenovelas sobre todo.
  Para mí, eso es talento, dar con una fórmula mágica que convierte a sus personajes, sin complejidades psicológicas, en parodias de sí mismos, en aquellos perfiles a los que en algún momento nos gustaría aspirar. Viajes, sexo, restaurantes, decepciones, confesiones, cotilleos, marujeo, moda, centros comerciales, más viajes, muchos besos y un uso del castellano directo y efectista consiguen que Norah Carter sea un fenómeno de masas.
  Trilogías de amor y novelas negras son los géneros que maneja, recurriendo a todos los tópicos, pero con una chispeante agudeza que engancha, que nos recuerda a esas primeras películas de Almódovar y a toda una literatura oral en la que las infidelidades y los rumores de patios interiores adquieren todo el protagonismo. Norah Carter escribe como habla y tira de su propia experiencia y de lo que oye, convirtiendo el rumor y el chisme en novelas con una fuerte carga de sentimentalismo trasnochado. Pero eso no es fácil hacerlo. Y, aunque Norah, lo niegue, la Carter tiene facilidad para hacer de nuestra vida una literatura de pasatiempo, lejos de sesudos planteamientos.
Va al grano, a los instintos, a la felicidad de sus personajes, y agrada al lector haciéndole viajar y ofreciéndoles altas dosis de erotismo. Una revelación, sin duda, en el mundo digital que acaba de empezar. Veremos qué sucede. Por ahora, lo está petando en Amazon y arrasa.


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miércoles, 17 de agosto de 2016

Escuadrón suicida es una película de villanos que no pasará a la historia

  
Margot Robbie intepretando a Harley Quinn. / capital.cl

 Lo de Margot Robbie hay que mirarlo. Un chica con ese potencial interpretativo y esa belleza no puede desperdiciarse de ese modo en pelis como Tarzán oEscuadrón Suicida. En El lobo de Wall Street, me gustó mucho y aquí es el único personaje que salva de vez en cuando el hundimiento argumentativo, secuencial e interpretativo de todo el film.
  Nunca vi a Will Smith tan mal. Sabemos que no es Marlon Brando, pero su personaje no cuaja. El contraste entre lealtad y maldad que pretende Deadshot no le va y lo lleva a un limbo de fallidos intentos de caer bien. Pero todo esto es la punta del iceberg.
  Llevas una hora de película y no sabes exactamente qué ha pasado. Los saltos temporales, los cambios abruptos de secuencias y un Joker, que el director quiere involucrar en una historia que ni le va ni le viene,  aburren. Violencia gratuita, infantilismo y las típicas bombas para acabar con la típica puerta tridimensional del inframundo convierten a la cinta en otro topicazo del género; una peli hecha con prisa, a puñetazos, donde Jared Leto, como un Joker warholiano, hace lo que puede, teniendo detrás los referentes de Jack Nicholson y Heath Ledger.
  Las distribuidoras han entrado en una competitividad enfermiza de sacar pelis de superhéroes cada mes y devalúan la calidad de un potencial creativo inmenso y desprestigian el trabajo literario y pictórico de cómics maravillosos.
  Insisto en que Margot  Robbie es la que de vez en cuando saca a flote un trabajo menor. No me he enterado de quién en la Encantadora, la modelo Cara Delevigne pasa desapercibida, como una serie de secundarios de los que ya no me acuerdo. Triste, pero es así. Quizá debería haber entrado a ver Mascotas.

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lunes, 15 de agosto de 2016

Los cuentos de Fogwill son un retrato urbano de nuestra interculturalidad

 Leo los cuentos completos de Fogwill, publicados por Alfaguara, y siento la satisfacción de haber hecho una de las mejores lecturas de este verano. Descubro en el autor argentino esa naturalidad aparente que el oficio literario nos muestra cuando el genio ha asimilado perfectamente la versatilidad del lenguaje y las posibilidades del género.
 En los cuentos de Fogwill todo es espontáneo, abigarrado, zafio en ocasiones, pero su dominio del lenguaje superan ese magnífico caos de acciones y diálogos en los que nos sumergimos.
 Hay dos preocupaciones básicas en Fogwill: la hipocresía y la literatura. Fogwill desciende a los suburbios, coquetea con los vicios de la clase media, escribe sobre tribus urbanas con el fin de detectar esa falta de autenticidad, su necesidad enfermiza de prescindir de su identidad cultural para aparentar aquello que no son por intereses políticos, económicos o sentimentales. En la mayoría de los cuentos, el autor usa el recurso del manuscrito hallado y los motivos temáticos de Poe, Quiroga o Cortázar se mezclan con la propia evolución de sus historias de un realismo sobrecogedor.
 Fogwill es un retratista, compone pequeñas novelas a partir de esos microcosmos donde los personajes se presentan como extraídos de una gran comedia, de unas experiencias personales que un observador minucioso convierte en esperpento. Se aloja en su cuentística una manera de hilvanar espacio, tiempo y acción en una sola secuencia; parece que nada está planificado, surge con el ritmo vital de lo que se percibe.
 Todo es distinguible e indistinguible. Personajes variopintos, muchos perdedores, marinos, amantes, estudiantes, tribus punk, espíritus salvajes que descubren la gravedad del mundo, su lado oscuro, su sexo, el carnaval de los moribundos que sobreviven en la ciudad ensoñada. No se pierdan, por favor,Muchacha punk o La chica de tul de la mesa de enfrente.

Rodolfo Fogwill/ rtve.es

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viernes, 12 de agosto de 2016

Plastic Beach y Gorillaz: un disco lleno de versatilidad e innovación formal


Plastic Beach/ zombiemonkie

 Vuelvo a escuchar Plastic Beach, del enigmático grupo Gorillaz, y sus canciones me llevan nuevamente a la contradicción de muchos críticos y músicos. ¿Ha muerto el pop? Yo creo que Blur lo resucitó y también lo aniquiló. Y los nuevos grupos que se atreven a romper los límites del estilo están más cerca del blues o del jazz que de un pop extinguido como propuesta, pese al machaque publicitario de las productoras.
 Gorillaz, con Damon Albarn a la cabeza, como geniecillo que busca siempre la sorpresa y la atonalidad, sorprendió en 2010 con Plastic Beach sin duda. El tercer álbum fue capaz de seguir creando esas atmósferas lúdicas y psicodélicas para sumergirnos en un experimento visual y onírico más que en un prodigio de música.
 Jazz, música contemporánea y melodías nostálgicas que te hunden en el sopor más autodestructivo nutren un crisol de experiencias sensitivas que se quedan quizá más en la experimentación que en el resultado. Con Gorillaz siempre pasa. Sus canciones son esbozos inquietantes muchas veces, otras, sin embargo, felices y festivas maneras de percibir el mundo.
 Plastic Beach se empeña en sonar a pop, pero no es pop ni por asomo. Suena a distinto como los últimos discos de Blur, que eran reflexiones sobre los límites del género más que música para bailar o cantar delante del espejo. Eso era lo grande de Blur, su valentía para arriesgar, y esa es la virtud talentosa de Gorillaz, y de este álbum que, tras escucharlo varias veces, crea su propio teatro dramático, funámbulo, lleno de caricaturas hacia el R&B y hacia el rap. Una maravilla que te pone en la encrucijada. ¿Ha muerto el pop?

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jueves, 11 de agosto de 2016

Minecraft, un videojuego sandbox que destaca especialmente por su banda sonora

 Me he acostumbrado a escribir desde hace años con mucho ruido alrededor. Ahora mismo, mientras escribo estas líneas para Mundiario, mis hijos están jugando a Minecraft, un videojuego sandbox de infinitas posibilidades donde los participantes construyen sus propios edificios, exploran continuas distopías y conviven con traviesos aldeanos.
 He leído mucho sobre el éxito de Minecraft y hay toda clase de justificaciones para determinar la masiva aceptación de este juego por parte de niños y adolescentes; algunas de las razones que se formulan son auténticas hipérboles freudianas. La capacidad de improvisación, la intemporalidad y la continua creatividad que exige de quien entra en esos mundos de piezas y terrenos insondables son algunas de las estimulantes incitaciones a jugar con asiduidad sin llegar al diván del psiquiatra.
 Quisiera destacar personalmente la fantástica banda sonora que el juego presenta; se trata de una música amable, hipnótica, sin llegar a la sedación. Compuesta por Daniel Rosenfeld y Caution&Crisis, la banda sonora de Minecrat participa de esa corriente New Age donde la recreación de una atmósfera hiperestimulante contribuye al propio ritmo interactivo de construcción y exploración, pues sus melodías aportan un carácter de infinitud al horizonte por conquistar y de ausencia de tiempo real.
 Como si se tratase de una lenta neblina o de una progresiva dilatación de luz y albura, la música de Minecraft cala a través de esa profunda reflexión que desprenden trabajos de músicos de cine como Cliff Martínez o Trenz Reznor; una banda sonora inspirada en el ensimismamiento de un lugar indefinido, pero inédito, parecido en algún momento a nuestra realidad más idealizada, cuya armonía a veces interrumpe el acecho de lobos y zombis. Esa música nos sumerge en la necesidad de seguir construyendo nuestra propia ciudad, una biografía personal en la vida de Origen, atrapado en la fábula de Christopher Nolan.

Minecraft/ playstation.com

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miércoles, 10 de agosto de 2016

Innovación dentro del rap: coraje y fuerza en Canserbero y en Ayax y Prok

 En las aulas se escucha de todo. Y la música y los vídeo-clips son recursos que, en algunas asignaturas como Lengua, ayudan al alumno a mejorar sus destrezas expresivas. El rap es el pretexto y el pre-texto para leer y escribir. Últimamente, fanáticos del rap me han dado la oportunidad de conocer el trabajo de algunos artistas del género como es el caso del venezolano Canserbero o la pareja de Ajax y Prok.
  A mí siempre me encandilaron siempre los Beastie Boys y Tricky porque dignificaron un género que tenía una gran fuerza emocional, pero,desde mi punto de vista, demasiadas limitaciones estructurales. El hecho de escuchar ahora al desaparecido Canserbero o a Ajax y Prok me permite romper con un prejuicio que había asimilado como un dogma: el rap tiene sus límites. Ahora pienso que se puede hacer más sin ser necesariamente JAY-Z. 
  Estos artistas que escuchan mis alumnos enrarecen la voz, acuñan rimas con fuerzas y, sin renunciar a los manidos tópicos de la corrupción del sistema, desprenden un tono existencialista en sus canciones, un ansia de caer en picado para resurgir de las cenizas. No les faltan referencias culturales en sus letras y esa virtud me permite seguir creyendo en las posibilidades del género. Stromae también está apostando fuerte, pero, para el artista belga, el rap no es la finalidad, sino un recurso más para personalizar su estilo.
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martes, 9 de agosto de 2016

Sujetadores Pokemon, mundo Pokemon, políticos Pokemon: ¿tontería o adicción?

  Que Platón fue un visionario al relatar su mito de la caverna no es ya relevante. Que la categoría "tontería" se le escapó a Maslow en su famosa pirámide es una evidencia. Lo que tengo también muy claro es que las nuevas tecnologías van a morir de éxito, que el Pokemon Go es el primer paso a la aniquilación humana, que la involución es una garantía de la extinción que merecemos después de hacer tanto el chorra.
  Pokemon Go es nuestro particular meteorito, un desembarco en el limbo del aburrimiento. Porque la crisis que atravesamos ha traído muchos males, pero también mucho aburrimiento y mucha tertulia con Marhuenda, y a los Gemeliers. La falta de estímulos creativos, artísticos y culturales en los sistemas educativos y en la televisión trae los Pokemon Go y las pokeparadas. No hay sexo entre los jóvenes, ni onanismo, ni descargas porno, ni Lisa Ann, ni Aletta Ocean. No. Ahora solo hay Pokemon, excursiones Pokemon, y eso es muy casto, muy puro, porque ya no hay sexo en la pantallitas ni fuera de ellas. Pobre Nikki Benz. Pokemon es el futuro, la antesala del Apocalipsis, la quema de los templos. Una tontá, según las abuelas.
  Pero ahí estamos todos, como si fuésemos Scully y Mulder en Expediente X. La verdad está ahí fuera. Y se llama Pokemon.  No hay Dios, sino el Dios Pokemon, estúpido, banal e insustancial. Falo totémico. Falo Pokemon y tótem Pokemon. Y hay sujetadores Pokemon, bolas Pokemon que rellenan las copas y gimnasios Pokemon para que el frikismo no sea una fe marginal, sino una forma de consumir universal como los libros de Monedero y el rap de Eminem.
  Pronto hablaremos Pokemon y yo escribiré en Pokemon. Y será fantástico, y me gustará enormemente, y el paso al hundimiento será breve y las pinturas rupestres nos parecerán algoritmos impenetrables porque estaremos muy lejos de la luz platónica, hidras en al abismo del océano, esperando la unicelularidad.
Traje Pokemon/ moviepilot.com


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Retórica y barroquismo en un disco del rapero Jay-Z: Magna Carta / Holy Grail

 Magna Carta: Holy Grial supuso elevar el rap hacia cotas mucho más ambiciosas, como siempre se había propuesto Jay-Z; fundar un nuevo horizonte que sacara su mensaje del costumbrismo, de la reiteración y de ese tribalismo urbano donde no se diferenciaba bien qué era protesta y qué era pose.
 Colaboraciones como la de Timberlake, Nas o la propia Beyoncé reforzaron esa tesis fundamental de la música de este disco: lograr que el rap se despojase de las ataduras de los propios prejuicios que estaban sobrealimentando el género. Machista, indomable, ilegal, machacón. Jay-Z no renuncia a algunos de esos rasgos, pero los fusiona en un mar de sonidos en los que el blues, el jazz o el pop parecen corregir esos excesos del rapero.
 Lo mejor del disco, el telón de de fondo, melodías llenas de matices sinfónicos, atonalidad, tradición jazzística. Lo mejor del disco, esas voces que se unen a las de Jay-Z para completar ese espacio de incontinencia expresiva donde el arte como motivo temático aparece con frecuencia para convertir cada canción en una escultura única y diferente.
 La suerte de Magna Carta es que el trabajo no es monocromático y tiene ese carácter renovador, de búsqueda de sonidos, efectos, dobles sentidos y música electrónica para ir más allá de los veneros de Tupac.

Carátula del disco Magna Carta/ pitchfork
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Martin Scorsese demuestra que para ser un corrupto hay que ser un gran hortera

  Anoche volví a ver esa magnífica película de Scorsese, El lobo de Wall Street. Un DiCaprio excelente muestra una vida de excesos, amparada en la búsqueda del placer más casposo e hiriente al que puede aspirar un tipo que tiene el dinero por castigo.
  La biografía filmada de Joan Belfort que fabula el propio Scorsese nos deja el amargo regusto de una conducta donde la falta de escrúpulos y el esclavismo del dinero condicionan un tipo de existencia basado en el materialismo como enfermedad adictiva.
  Tras los numerosos casos de corrupción con los que nos hemos levantado cada mañana en este país a lo largo de esta última década, no puedo evitar esa vinculación temática y estética de una película cojonuda con una realidad frívola e insustancial. Detrás del personaje de DiCaprio está la tragedia de una infelicidad constante y de una necesidad continua de mostrar la dominación territorial y crematística sobre otros seres humanos. La recreación de orgías, desfases en compras y regalos, así como el exhibicionismo de toda clase de humillaciones y adicciones, no se aleja de esos escenarios de corrupción a los que hemos asistido en nuestro país.
  Algunos imputados y condenados han hecho de su vida una particular película a lo Belfort donde destacaría personalmente la horterada. Para ser corrupto, además de sinvergüenza, hay que ser hortera. Solamente un hortera puede comprar  relojes que pesan como mancuernas y superar su escasa habilidad para seducir gastando auténticas fortunas en prostíbulos donde el corrupto y su séquito de hienas se refocilan con muchachas de la edad de sus hijas, lupanares minuciosamente preparados para horteras avezados en el arte del delito.

Fotograma de El lobo de Wall street, dirigida por Martin Scorsese/ blog.nubelo.com

Muchos ayuntamientos de este país han vivido bajo la herencia del lobo de Wall Street, han despilfarrado a conciencia porque, más allá de la depravación y de su insumisión a las normas, les podía el mal gusto y un afán por ocultar su analfabetismo y dignificar la incultura que arrastraban sus complejos. Marbella, la Comunidad Valenciana, algunos relatos de la biografía de Bárcenas o los vicios previsibles en los que se gastó el dinero de los Eres y las black cards demuestran que, para ser corrupto,hay que ser hortera, un basto íntegro, un macarra que no vale ni para darle palos, que diría mi vecina, la peluquera, de su nuera. En El lobo de Wall Street, Scorsese dignifica al chabacano con un montaje y una dirección sublimes, pero sin que perdamos de vista que, detrás del corrupto, solamente existe la inocencia enferma de un estúpido. Un estúpido, cuyos vicios son predecibles, aburridos, increíblemente caros y llenos de esa sustancia que tanto odio, la falta de originalidad.
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Una tónica, la Schweppes: el prodigio del arte publicitario en televisión

  Fieles a su estilo, la tónica Schweepes ha vuelto a hacer de las suyas. Más que una bebida, son ya el sello de una trayectoria publicitaria vanguardista,que se caracteriza claramente por su innovación y por un tratamiento estético de la bebida que coloca al producto en una clase de Grial, apto solamente para sibaritas.
  La liaron con el actor francés allá por los setenta, con Iggy Pop hace unos años y ahora la nueva producción es una performance caracterizada por el minimalismo, la elegancia y con claras referencias a diversas corrientes estéticas. Creada por CHINA, la agencia trabaja perfectamente con la planificación, con el cromatismo de la marca y con una coreografía trabada en las artes marciales y la danza contemporánea en cada uno de los anuncios de televisión..
  Una estética distintiva, insuperable, acomoda perfectamente las virtudes de la marca a su target y a su exclusividad frente a otros productos de la misma naturaleza. Magritte y una armonía visual sublime convierten al anuncio en un divertimento que contrasta con la mala calidad de muchos programas televisivos de los veranos. Lo han conseguido otra vez; una instalación de fantasía y acrobacia, vigor en encuadres, magnífica fotografía y un surrealismo entreverado con la peli Tigre y dragón, de Ang Lee, logran ese efectismo tan sugerente e hipnótico para consumidores como yo. De Schweepes.

Fotograma de Schweppes/ www.reasonwhy.es
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El humo de los versos, un poemario donde Ramón Bascuñana se enfrenta a la vida cara a cara

  Ramón Bascuñana regresa con este nuevo poemario, Premio Ernestina de Champourcín 2015, a una reflexión sobre el dolor de la nostalgia como una forma inútil de escapar del destino. En este libro encontramos a un escritor consternado, defraudado con el mundo que lo rodea, dolido con la incapacidad para cambiar el futuro o los acontecimientos del pasado.
  El título ya nos introduce en esa visión efímera de la vida, como si también en la propia escritura se escapara lo tangible, lo vivido. Escribir es un acto de consumación, pero que queda en nada, pues el signo es una resonancia ínfima de lo experimentado: "(...) cuando la vida se olvida de la vida se transforma en olvido" (pág. 19). La escritura surge como una necesidad, el fuego, pero que queda en lo elemental, en un resquicio, en una elemental esencia que no puede agotar las posibilidades semánticas cifradas en el pensamiento. La escritura como humo.
  Esa analogía se traslada a la propia vida. Los recuerdos, los ausentes, los viajes, las lecturas, los amigos que se van para no coincidir más en nuestras rutinas... todas estas experiencias quedan en un poso de cenizas, en esa soledad sonora, incapaz de recuperar cada una de esas vivencias tal y como se vivieron: "Para qué aceptar mansamente la derrota; para qué resignarnos al cruel sacrificio de los años, si al final, la muerte, como de costumbre, será la recompensa a tanto vano esfuerzo, a tanto sacrificio." (pág. 29).


  La virtud de Ramón es que no es un poeta que caiga en el exceso, en una clase de euforia retórica para armar ese tono elegíaco, sino que conmueve desde la sobriedad, desde un tono machadiano, posromántico, embriagado de una tensa serenidad que va calando lentamente hasta ese verso final que consuma todo lo anterior: " ¿Esto era todo?". A  diferencia de otros libros, El humo de los versos fusiona perfectamente los motivos temáticos de las obras de Ramón: la caducidad de la vida, la necesidad del enmascaramiento para sobrevivir en la confusión, la inefabilidad de la poesía.
 Un aura otoñal, de frustración personal hacia la escritura como transformación de la realidad se combina con una belleza formal estudiada, que responde, sin embargo, a una clase de natural pose hacia ese mundo exento de idealismo, deriva de una experiencia acumulada por parte del autor: "El poema no justifica el tiempo que tarda en escribirse. Hay quien tarda dos vidas en escribir un verso que merezca la pena y pueda dar sentido a lo que no lo tiene y quien gasta dos versos en escribir su vida." (pág. 25).  
 En ese aire familiar de frustración y de vencimiento, los versos de Ramón demuestran voluntariamente que la escritura, su humo, son una forma de involucrarnos en una belleza insólita, ajena aparentemente al mundo, pero que la propia literatura sublima para resistir en la rutina: "Arder en el poema sin consumirnos nunca mientras el humo ciega los ojos moribundos de la vida meticulosamente apilada en la pira poema tras poema." (pág. 52).
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domingo, 7 de agosto de 2016

Sol gris y los horizontes extinguidos, poemas de Francisco José García Quinto

  En 2013, la editorial Germanía publicó Sol gris y los horizontes extinguidos, de Francisco José García Quinto. Recuerdo que conocí al autor en uno de mis recitales sobre mi poemario Luz de los escombros, en Orihuela, e hicimos un intercambio de obras. Era notorio su entusiasmo y vino expresamente de Alicante a conocerme, tras haber leído mi libro. Han pasado ya tres años de aquel encuentro y retomo la obra de este autor alicantino, y me conmueve el carácter misceláneo y enciclopédico del poemario.
Portada del poemario/ MGP

  Variedad temática y formal evidencian una asimilación madura de corrientes como el Modernismo o el Surrealismo. Es lo que toca al principio cuando uno comienza a escribir poesía y García Quinto es uno más en esta causa irreverente y dirigida a una inmensa minoría. Lo que destaco de esta obra es que el autor maneja muy bien ese equilibrio entre el malditismo y el vitalismo de celebrar el amor y el desamor, así como un continuo presentimiento de muerte que torna algunos versos en breves elegías a la ausencia de los amores que encandilan al principio y luego tanto decepcionan: "¿Qué hay detrás de la esperanza y el deseo/ para que no se detenga tu luz y mi vida?" (pág. 25) 
  Calificaría a veces ese tono posromántico dentro de una necesidad de explorar lo extraño de vivir y de mirar hacia delante con incertidumbre, como si su poesía fuera una explicación al hecho de sentirse vivo en sí mismo: "Toda mi sangre derribada/ en las costuras eternas/ del humo deslunado/ que somos alapagarnos" (pág. 35). Sol gris y los horizontes extinguidos es un trabajo que  rinde culto a las lecturas asumidas como forma de anunciar una nostalgia y una tristeza apenas vividas por el autor, pero que se presumen que vendrán y ya no desaparecerán de su vida.
  La variedad estrófica obedece a esa manera de imitar inteligentemente a los maestros y de ajustar ese sentimentalismo, luminoso, unas veces, y, otras veces, sombrío, a ese tono posromántico donde la belleza de la forma aún predomina sobre la hondura y reflexión del contenido. Un gran acierto en su momento de la editorial Germanía al publicar a este poeta. Sin duda. "El sol ya no se grita/ pero tus manos duelen" (pág. 41).
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Un abrazo imborrable para la Historia de América: Hillary Clinton y Barack Obama

 Tiene razón el escritor Manuel Vilas al sostener que, en España, el abrazo de Hillary y Obama sería imposible, porque, en España, no hay glamour y hay mucho clasismo todavía, así que los padres pijos no dejan que sus hijas abracen a chicos de otras etnias. Hillary es mujer y blanca. Obama es negro y hombre. No hay mayor logro social. Hay colegios de paga en USA que apoyan esta idea de la igualdad, porque la igualdad a veces es un buen negocio: mezclarse con los hispanos, por ejemplo, ayuda a que los Trump aprendan español y el español ayuda a vender frigoríficos y softwares más allá de Texas. 
 En esa foto durante la Convención Demócrata, se les ve extasiados, ausentes del mundanal ruido de las campañas, a punto del engolfamiento, un goce interno y místico que te aproxima tanto a Dios que te deja sin palabras. Esta foto es una estampa sagrada que todos deberíamos tener sobre nuestra mesita de noche, una piedad posmoderna, sin sangre, sin sufrimiento, sin estragos en los rostros, pues está claro que Hillary es la madre, la intercesora, la ascensión, y Obama, el hijo, el pródigo, el crucificado, el Dios y el Espíritu.
 Los dos creen en algo verdaderamente. Se nota en esos ojos cerrados, apagándose lentamente, ajenos a su mismidad, devotos del pueblo. Hay mucho cine detrás de esta foto: Burt Lancaster y Deborah Kerr en "De aquí a la eternidad" o Gregory Peck y Jennifer Jones en "Duelo al sol". En España, no hay cine como el americano, ni valores como los americanos, y eso se ve en la política, insulsa, muy insulsa. Y en esos políticos que no se abrazan. Temen la grandeza de la imagen, ya que un rostro es el espejo del alma.
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y la candidata demócrata, Hillary Clinton./ A.P.

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Thomas Bernhard a través de un inquietante relato sobre el arte: El malogrado

El malogrado/ Alfaguara


  Leo nuevamente a Thomas Bernhard, uno de mis escritores favoritos, porque es de esos autores que no te dejan indiferente, pues demuestran que los géneros son una rigidez. El malogrado es un relato que hace visible la conflictividad interna que experimentan dos amigos ante la imposibilidad de alcanzar los logros personajes del pianista Glenn Gould.
 Los que admiramos a Bach y esos trabajos tan originales del propio Gould, cuando toca al compositor alemán, encontramos en este relato una reflexión metalingüística de los celos de un espíritu aparentemente noble por aquel que es capaz de superarse a sí mismo en el arte, por quien ostenta el don de aproximarse a la esencia natural de una pieza musical única, como son las Variaciones Goldberg. La novela también va más allá de una autobiografía sentimental sobre una amistad truncada, aspira a describirnos minuciosamente la irracionalidad que aparece tras la obsesiva inmersión en la creatividad, aquella que puede conducir a la neurosis, al aislamiento social, a la privación de la amistad y de la familia. Una joya narrativa que nos introduce en la hiriente búsqueda de una superación, la superación de la inefabilidad.
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Abuelos que colonizan las playas de Torrevieja a las seis de la mañana

 No duermen. Piensan en su Día D. Porque cada día es una operación militar para estos jubilados que se levantan de mala leche. Ni desayunan. Prefieren morir en la orilla antes que perder un minuto preparando café y tostadas. Son los abuelos heroicos, los jubilados del felipismo, intrépidos, sin desaliento.
 A las seis de la mañana llenan las aceras de Torrevieja, bajan con sus carros de la compra, atiborrados de sombrillas, macutos, canastas para hacer punto, hornillos y con el cocodrilo hinchable para los nietos. Colonizan la playa, orinan dibujando un círculo para marcar el territorio. Son los abuelos del Día D, descamisados, con el ceño fruncido, mirando atrás con ira.Han tomado la cabeza de la playa. Torrevieja es Normandía. Las veinteañeras en topless y el gitanillo que vende los ajos y los pareos son el ejército nazi.

Playa de Torrevieja/ EFE

 Nadie les va a usurpar esa primera línea. Abren las sombrillas y las neveras, y las hamacas, y la playa deja de ser ese espacio de resonancia poética y freudiana, de reencuentro místico con la divinidad, para convertirse en una corrala de tipos malencarados, de vello blanco en tripa y de mujeres que se embalsaman a sí mismas con toda clase de óleos, faraonas que se momifican al sol mientras sus machos alfa se bañan solamente una vez. Temen que otras especies se asienten cerca de su perímetro y les roben la arena. No son los abuelos de Cocoon, felices de ver en la caducidad de la vida una nueva oportunidad.
 Cuando abandonan la playa sobre las dos, lo hacen con la misma fiereza, amarran los bártulos con maromas y lazos, cargan con el campamento, caminan exhaustos a refugiarse en el interior de sus casas donde seguirán mirando con ira a ese mundo que sigue en la playa, y que resopla aliviado, pues al fin se ve la lisura del mar y felices los niños pueden jugar con sus palas y sus cubos en la orilla sin que les echen mal de ojo.
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Cuando Jenna Jameson mató una araña radiactiva en un pasillo del Carrefour

  El cancerbero esperó fuera. Tenía hambre y Jenna Jameson, con una peluca de irisados tonos a melaza, entró al Carrefour, porque un ama también debe saber cuándo hay que aflojar. Buscaba el soma para su esclavo, unas latas de carne almibarada con guisantes, que solamente las gatas embarazadas podían digerir amables frente al jardín de espejos de cualquier casa en Boobs Village.
  La araña aguardaba en el pasillo a otra triste mujer de este siglo, capaz de morir en un quirófano por mantenerse viva en su mismidad artificial. Jenna se adelantó al artrópodo y, zafándose del disparo venenoso que la araña propulsó con su vejiga, se quitó la peluca. Apostada en el suelo, aspirando el aire frío de los congeladores, apareció la violenta diosa de cabello rubio que hacía hervir el esperma de todo Arkansas cada sábado por la noche, cuando las gatas embarazadas se retiran a sus divanes de terciopelo azul.
Jenna Jameson/ Inquisitr

  Las lunas de hiel colgaban de los acampanados techos del Carrefour y la araña radioactiva sintió el flechazo de una ballesta en la médula, y el animal velludo agonizó en el suelo, frente a los felinos ojos, rabiosamente crédulos, de la Jameson. Y el mundo respiró, y el Cancerbero obtuvo su premio, la suculenta comida de las gatas consentidas, la suculenta comida que devoraría en el interior del coche mamut dejando que Jenna lo acariciara despacio, suave, para que el esperma de su esclavo siguiera vivo en ese instante que dura toda eternidad.
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Pintar es como respirar: unas notas sobre las memorias del pintor Balthus

  Leo a Balthus. Son sus memorias. Su pintura siempre me ha seducido por la fragilidad de sus figuras, por el misterio de sus evocaciones y una escrupulosa pulcritud a la hora de enfrentarse a la ruptura del tabú. Los textos son un testimonio único de vivir a través de la pintura cada instante de vida. Una oración. Un legado que no reniega de la creación como un hecho religioso. Una apuesta por la tradición de los clásicos para rebasar los límites de la pintura abstracta. Crear una identidad pictórica desde la discreción, la contemplación y la lentitud, inspirada en el portento de Piero della Francesca.
  En sus niñas y adolescentes, Balthus reconoce el estado puro de la inocencia, el riesgo de la caducidad. Sus pinturas no han de ser polémicas, sino un tributo a la infancia como estadio vital perpetuo que se aleja de las prisas y los ruidos. Sus palabras describen una letanía que emociona por su transparencia, su concisión y por una obsesiva analogía entre crear y rezar.
 Sus memorias introducen ideas tan rompedoras actualmente que emocionan desde su sincero confesionalismo religioso: la pintura debe mucho a las raíces del pasado, la pintura ilumina el mundo desde la evidencia, mejor dicho, es el mundo que celebra la euforia y belleza de la creación divina. Publicadas en Debolsillo, estas memorias de Balthus nos involucran en una profunda experiencia estética, de disfrute personal y reflexión, donde cada pensamiento parece primigenio, una nueva luz para entender mejor nuestro errar en la existencia.

Balthus. / Fundación Balthus
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sábado, 6 de agosto de 2016

La más hermosa de la fiesta

  La más hermosa de la fiesta acabó en el fondo de la piscina con una pieza de plomo en el interior de la boca. Las pirañas habían sido adiestradas para que comieran al amanecer, cuando mueren los agonizantes y los quirófanos se saturan de enfisemas y apendictis. Yo quise ser como ella, la más hermosa de las locas, bañada en vino,sumergida en la orgía perpetua de los peces caníbales.


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jueves, 4 de agosto de 2016

Notas sobre una traducción del poeta Paul Celan por José Luis Reina Palazón

  La mayor parte de los que nos hemos acercado a autores como Georg Trakl o Paul Celan lo hemos hecho a través de los traductores. Me gustaría destacar brevemente el trabajo ímprobo de José Luis Reina Palazón al enfrentarse a la complejidad poética de Celan.

  En 1999, la editorial Trotta publica las obras completas del autor alemán y, de repente, asistimos a una poesía que busca sublimar el dolor y los estragos de la opresión del nazismo a través de un lenguaje impresionista, lleno de juegos de lenguaje, frases y sintagmas truncados, un cromatismo mironiano que tiene su propio código, una simbología identificable por ser genuina e inimitable. La traducción de Reina Palazón mantiene la intención con ese aire semántico de ruptura y transgresión, de violencia intrínseca a una martirizada biografía que acaba en el suicidio de Paul Celan. Me apetecía recuperar estas notas que, hace unos años, escribí en los márgenes de unas traducciones barrocas en las que se aprecia, sin embargo, el amargo trago de resistir cada día en el mundo.

Paul Celan, poeta/ wikipedia
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