sábado, 28 de mayo de 2016

La ciudad, de Diego Jesús Jiménez; un poemario que rinde tributo a la frontera

  



  No hay ciudad física, pese al título. Es la ciudad imaginaria. Una arboladura de recuerdos rurales que se entremezclan con difusas estampas de calles y habitaciones donde el desamparo, la soledad y la necesidad de reconocerse en esa grisura parecen confinar al autor al verdadero enmascaramiento de la poesía.
  Su estilo es de una sobriedad inquietante. Luces y sombras que valoran la necesidad de la infancia como un recurso para invalidar la accidentalidad del presente y la incertidumbre del futuro. Pero tampoco se trata de una infancia feliz o idealizada; hay un severo realismo en todo aquello que se toca y se afina desde la mirada. Todo está perdido porque nunca se ganó nada y el poeta es una presencia invisible que transcurre por las lindes de la urbe y sus contornos boscosos.
  La ciudad es una elegía, cuyo énfasis es la serenidad, un rastro de agotamiento, de contenida tristeza, en el que los objetos y algunas acciones son la consecuencia del resuello de una percepción inquieta de la naturaleza como umbral: un umbral que se abre a la ciudad, a lo desconocido, al vacío, a una distopía donde todo parece acabar y empezar al mismo tiempo.
  Publicado por Bartleby, la edición de este trabajo inaugura una poesía singular que, sin entregarse a los derroteros surrealistas de los novísimos, intenta recuperar el valor de la memoria, pero esa memoria es la certeza de una imposibilidad: la imposibilidad de recuperar el tiempo perdido. De hecho, en la poesía de Diego Jesús Jiménez esa certeza se caracteriza por un crisol de sensaciones difusas donde el espacio y el tiempo son lastres más que exploraciones de un mundo por descubrir nuevamente.
  Como certifica Manuel Rico en su blog La Estantería, se trata de un libro insólito,más cercano al clasicismo que a la vanguardia. Esa neblina que no nos permite distinguir la ciudad y el bosque, el presente y el pasado, la infancia y la senectud, es la síntesis conceptual de la propia razón de crear lo poético.
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sábado, 21 de mayo de 2016

Lentitud que genera un animal

  Soy el animal que genera la lentitud de las hierbas, su pausado crecimiento insomne, la huella de la muchacha asesina que reconoce los caballitos de mar bajo las alfombras. Soy la espera en el quirófano, tu vientre herido por la espada incandescente, tu legítima afrenta contra el cíclope.


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viernes, 20 de mayo de 2016

Al beber el animal

  Al beber el animal cayó fulminado. La mujer se desnudó antes de la impronta. La sangre fluía en vano. Los disparos no sucedieron y el camino se empinó hasta el trigal.


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domingo, 15 de mayo de 2016

La literatura o esa razón de ser inútilmente feliz: palabras para olvidar pronto

  No es la soledad lo que nos preocupa, sino el hecho de no reconocer que la soledad es nuestra esencia, nuestro modo de estar en el mundo, la inútil enfermedad de permanecer junto al otro. Mi literatura es todo lo que echo de menos, esa posibilidad de mundo que habría vivido. En la literatura tienes el poder de la vida y el acabamiento, en la vida tal poder reside en el azar.

  La literatura es el padre desaparecido, un enfermo, la proyección de una mano hacia la incandescencia. "Al irse, una percibe que la ausencia es también un modo de percibir lo real y cuando lo real se superpone a lo que ya no es, el ensimismamiento produce tristeza", escribe Concha García.
  Estoy agotado. Los árboles que contemplo ahora no son verdaderos, lo fueron antes de crecer, antes de que el trigo me elevase.
Cuadro de Lucien Freud. / apapachogallery.com

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viernes, 13 de mayo de 2016

Juan Andrés García Román y su apuesta por los novísimos en Ediciones Balduque


Portada del libro/ web.librerantes.com


  Llega a mis manos un libro de Juan Andrés García Román que Ediciones Balduque ha publicado bajo el título de Antología poética. Se trata de una compilación de poemas y textos en prosa poética que parecen describir la estructura de un cancionero. Pero lo destacable es esa estética rupturista en la que los poemas de García Román nos introducen desde el inicio de su lectura; una estética rupturista que no abusa del ornamento o del manierismo, sino de ese tributo a los novísimos a la hora de incorporar figuras antitéticas, letras de canciones, juegos lingüísticos y referencias metaculturales: "El primer amor fue morderte el lóbulo de la oreja/ con mis dientes de leche,/ abrazarte con mis brazos de leche,/ decirte al oído "siempre" con mi moral católica de leche" (pág. 31).
  Sin embargo, no debemos caer en la búsqueda necesaria de analogías en un libro que tiende a crear sus particulares espacios de interacción con el lector en cada uno de esos textos, refiriendo situaciones de amor intenso y desamor, de desazón y hastío, que logran sus metáforas e hipérboles. Todo resuena a un ecosistema urbano, a películas como Al final de la escapada y a una devoción por Tom Waits más que notable: "Día de meditación,día en que la tarde llega con la perentoriedad/ del pájaro de madera que sujeta la niña de Balthus". (pág. 45).
  Lo que consigue García Román es esa hibridación de los géneros, seleccionando epístolas, versos y fragmentos de una novela inacabada para crear esa colección de piezas melódicas donde un perdedor vive su propio exilio interior ante el abandono del otro, ante la incomprensión de un mundo que solamente lo poético puede desviar de su monótono agotamiento. En definitiva, estamos una antología que refleja esa imaginería poliédrica del autor en anteriores libros y esa difusa frontera entre los géneros para enfrentarse al desasosiego de la ausencia desde toda versatilidad literaria: "Te pasas toda la tarde hablándome de un insecto:/ sus élitros, sus membranas, sus ocelos:/ intento advertir la relación entre eso y lo que vivimos,/ aunque quizá tu poema sólo trata de volar" (pág.29)
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Steisy y Yola Berrocal, divas del Papichulo en el concurso Supervivientes

Se chupan los dedos al comer y no pierden jamás ese garbo de choni de discoteca para futbolistas que tanto me pone. Lo siento. No puedo evitarlo. Ahí están las dos, las supervivientes, las que hacen que Telecinco parezca el Bada Bing de los Soprano. Hay talento en saber hacer eso. Lo digo en serio. Talento o, mejor dicho, desparpajo, que es un vocablo más lopesco y cañí.
  Ellas lo tienen todo, la fama, las curvas, la cámara, minutos y minutos televisivos, la playa en mayo y un escote que es el Canal de la Mancha. Y uso esta hipérbole facilona porque todo es hipérbole en Steisy y Yola. Todo es excesivo en su cuerpo y en su manera de afrontar los conflictos guionizados entre bambalinas.
  Parecen buenas actrices y todo, y su mundo de papel cuché, y de MHYV, y de látex en FHM, ha revalorizado el esperpento y el cine de Tinto Brass. Hay más literatura de lo que parece tras las mozas y me pongo malo cuando el barro las ensucia y cuando...Mejor me callo, que hay niños delante.

Steisy, participante de Supervivientes/ www.vanitatis.elconfidencial.com
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Mundinovi, de Juan Carlos Martín: poesía infantil sobre el teatro de títeres

Portada de Mundinovi/ Kalandraka


  Mundinovi o El gran teatrillo del mundo es un libro de poemas y de breves escenas teatrales en el que Juan Carlos Martín recupera la tradición juglaresca de los títeres. Editado por Faktoria K, este nuevo premio de Poesía para niños, Ciudad de Orihuela, es un tributo a ese entrañable universo de lances, chistes,golpes y retruécanos lingüísticos con que títeres y titiriteros entretenían a niños y mayores en las plazas de los pueblos.

  En esta obra, son los propios títeres -como la Bruja Piruja, el Diablo o Don Cristóbal- quienes recuperan su propia biografía en cada poema a través de pareados, chascarrillos, fragmentos dialogados y frases coloquiales. Pero no es la calidad poética de los textos lo que cautiva de este Mundinovi, sino la originalidad de la idea a la hora de concebir esta obra y ese viaje hacia una forma de hacer teatro que nos recuerda el arte del juglar. Porque lo que persigue Juan Carlos Martín es dotar de vida propia a cada marioneta, añadirle un juicio y unos sentimientos a cada pelele y poner en su boca ese pensamiento irracional y grandilocuente que tanto embelesa y constituye ya un género por sí mismo. 
   Ese rescoldo histórico que subyace en la intención de reivindicar el valor pedagógico y lúdico de los títeres es evocador en Mundinovi puesto que, lejos del ornamento literario, es la sencillez aparente de la canción popular y del diálogo punzante lo que se manifiesta en cada una de esas biografías de los cristobicas.
  Las ilustraciones de Federico Delicado aportan el colorismo de la ensoñación, la idealización de esa infancia que se asombra con lo nimio, con el detalle, con la proyección de esos cuentos infantiles que recrea una y otra vez el teatro de títeres.
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El alumno del IES Tháder, Jorge Ruiz, gana la Olimpiada de Filosofía de la UA

La profesora de Filosofía Ana Mas con el alumno Jorge Ruiz. / Luis Calero


  El alumno del IES. Tháder, Jorge Ruiz Cases, ha ganado la III Olimpiada de Filosofía de la Universidad de Alicante, cuyo tema de defensa era "La filosofía y la educación".

  El alumno ha sido premiado por la calidad de una disertación que reivindica la importancia de la asignatura de Filosofía para la formación de las personas en un sistema educativo que posee un marcado carácter industrial.  
  Tras la ceremonia de entrega de este premio, el alumno participó en un "Café filosófico" organizado por la UA con la colaboración del Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras de Alicante en el que junto a los otros ganadores de la Olimpiada (2º premio, 3º y accésits) expuso su visión sobre la Filosofía y su función en la sociedad actual. 
  La disertación de Jorge Ruiz reflexiona sobre la necesidad de la Filosofía como un horizonte de conocimiento que nos hace libres y críticos con esos poderes fácticos que intentan imponer su doctrina pragmática para convertir al sistema educativo en una mera fábrica de autómatas.
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El alumno Pablo Gómez Toribio gana el Premio Nacional Pangea de Matemáticas

Pablo Gómez Toribio, alumno del IES Tháder. / M.G.P.


  El alumno Pablo Gómez Toribio, del IES Tháder de Orihuela, ha obtenido el 1º premio a nivel nacional en el IV Concurso PANGEA de Matemáticas, en el nivel de 4º ESO, y acudirá a la Final Internacional que se celebrará en Alemania el próximo mes de junio, representando a España.
  Pablo Gómez obtuvo la mayor puntuación entre los más de 5.700 alumnos de su nivel. Este concurso se celebra en 18 países europeos con el objetivo de popularizar las Matemáticas, y ha contado este año con casi 65.000 participantes en España, y unos 500.000 alumnos en Europa, entre todos los niveles desde 4º de Primaria a 4º ESO.
  Asimismo, el IES Tháder completó una magnífica actuación al clasificarse su alumno Alberto Pérez Grao en el 4º puesto en la misma categoría, ganando una de las dos menciones de honor que otorga el concurso. Nuevamente estos logros dentro de la Educación Pública nos ayudan a reconocer el trabajo riguroso de profesores y alumnos en muchos de nuestros centros docentes.
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jueves, 12 de mayo de 2016

Mi literatura

  Mi literatura es todo lo que echo de menos, esa posibilidad de mundo que habría vivido. En la literatura tienes el poder de la vida y el acabamiento, en la vida tal poder reside en el azar. 

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domingo, 8 de mayo de 2016

Lola López Mondéjar habla de su última novela: Cada noche, cada noche

 Lola López Mondéjar. / elcultural.com
  Tras la publicación en la editorial Siruela de su novela Cada noche, cada noche, Lola López Mondéjar conversa con Mundiario sobre ese homenaje a Nabokov que significa su nueva creación y nos adentra en el proceso complejo de la escritura, revelándonos aspectos temáticos y sociales sobre esta obra así como sobre su anterior narrativa.
  La hibridación de géneros, la masculinización del poder, la mujer como símbolo de redención y superación ante la adversidad y un continuo tributo a la literatura anglosajona definen a esta escritora como una de las voces más interesantes de esta última década en la narrativa española. Agradezco personalmente desde este blog la generosidad que Lola López Mondéjar ha tenido siempre conmigo y no puedo olvidar cómo sus trabajos siempre han sido para mí una profunda lección acerca de algunas cuestiones psicológicas inquietantes y turbadoras que residen en la propia concepción humana del sujeto.
- Pregunta: La figura del Nabokov de Lolita es la piedra angular de tu nueva novela. ¿Ha sido la literatura de este autor pre-texto de tu narración? ¿O el pretexto para elaborar una épica de sumisión y redención?
- Respuesta: Nabokov ha sido un autor que me ha formado como escritora, un ideal, sobre todo formalmente, no tanto en su poética lúdica o en su falta de compromiso y su misoginia. Es desde esa admiración que he querido dialogar con su obra más conocida, Lolita, para devolver a su lectura un aspecto que se le sustrajo: que se trataba de una historia de violencia sexual y no de amor. Interpretación esta que el mismo autor hubiese querido que se hiciera. Le he dado voz a la niña enmudecida en la novela, cuyo narrador, y seductor, es Humbert Humbert.
P.: En tu narrativa, la mujer ocupa un lugar que, desde mi punto de vista, trasciende lo meramente narratológico (como actor de una serie de acciones y secuencias) para convertirse en una realidad mucho más compleja. Mítica. Antropológica. En esta última novela como en otras, la necesidad de abolir lo patriarcal, lo masculinizado, representa la llegada de un matriarcado que puede liberar a la mujer de un lastre cultural opresivo.
R.: No propongo ninguna sustitución del patriarcado por un matriarcado, sino que, en realidad, solo intento interrogar las interpretaciones del patriarcado, desvelar un pensamiento hegemónico que excluye a la mujer como sujeto del discurso. En Cada noche, cada noche, por ejemplo, Dolores Schiller, la protagonista, toma la palabra para dársela a su madre, oculta en el texto con el que dialogo. En Mi amor desgraciado interrogaba el mito del amor maternal como una imposición hecha a las mujeres que oculta las múltiples experiencias de la función materna que las mujeres-madres vivimos, el mito las resume y sintetiza interesadamente de forma falaz, negando nuestra realidad. En La primera vez que no te quiero intenté cuestionar muchos de los valores de la transición española, sobre todo aquellos que afectaban a la vida íntima: la revolución sexual como revolución patriarcal, que impuso modos de relación con el otro que excluían las necesidades de intimidad y afecto que necesitan las mujeres. A lo largo de mi obra he querido establecer este tipo de reflexiones, de una manera a veces inconsciente, por pura necesidad de aclarar mediante la escritura lo que siento y pienso.
- P.: Sin embargo, percibo a veces que el matriarcado también puede ser una condena para mujeres como las que describes y profundizas en tus obras.
- R.: Es que el matriarcado no se qué es, es más, posiblemente nunca existió ni existirá. Lo que tuvimos fueron sociedades más igualitarias, las de cazadores-recolectores, en las que las diferencias entres los sexos no eran aún desigualdades. No se trata de sustituir un pensamiento hegemónico por otro: patriarcado por matriarcado. Se trata de soportar la diferencia, de dialogar entre ellas, de tolerar los distintos discursos en una convivencia rica y fructífera que engrandezca nuestra perspectiva.
P.: Eres una ávida lectora de ensayos y también los escribes. ¿Hasta qué punto Cada noche, cada noche como tus colecciones de relatos son una hibridación de ensayo y épica?
R.: Participo de una tradición que parte de Cervantes y que la concibe la novela como un territorio híbrido, hecho de una mezcla de pensamiento, narración, ensayo, poesía. Una geografía mestiza que no le rinde pleitesía a nada ni a nadie, porque es el territorio de la libertad creativa. Ahí me inserto. La novela que vino en el XIX, mucho más narrativa, ha formado el gusto de los lectores del XX y del XXI, y se ha impuesto sobre esa otra que reivindico. Mi novela es intertextual y posmoderna, en el sentido en que lo es Cervantes en El Quijote: metaliterario. Concibo la historia de la literatura como un torrente incesante en el que se vierten los textos que sirven de inspiración a los escritores futuros, que son antes que nada lectores de esos textos. En este sentido, la intertextualidad no suprime sino que amplía la noción de autor, puesto que un autor necesita de otros autores para legitimar su propuesta.
- P.: En Cada noche, cada noche asistimos a una literatura que se aleja de tópicos que ahora mismo saturan muchas editoriales (la crisis económica, la Guerra Civil Española, la novela de viajes...). Has apostado por un relato complejo que me recuerda a Parker, a Munro, a Lessing. Sé que la creación también es influencia, pero es notable en esta novela esa voluntad de marcar unas raíces claramente anglosajonas.
- R.: Estas autoras que citas son referencia para mi, junto a muchas otras, quizás me formé más con literaturas europeas y norteamericanas que españolas. Aunque ahora intento leer a mis contemporáneas. El rechazo hacia la literatura nacional que mi posición de militante antifranquista conllevaba me hizo descuidar la lectura de textos básicos que solo he podido leer y disfrutar siendo ya adulta, pero mis influencias son de la literatura inglesa, francesa e italiana. Más cerca en el tiempo la norteamericana.
- P.: En muchas de tus obras la figura masculina domina la arena en la que confluyen las mujeres. En Cada noche, cada noche lo masculino simboliza la coacción, la mutilación sentimental, el engaño intencionado, la perversión. Solamente se supera conociendo la verdad y enfrentándose a ella como hacen muchos de tus personajes a lo largo de tus obras. ¿Por qué en el mundo real cuesta tanto romper con el tabú del miedo y de la masculinización del poder?
- R.: El patriarcado tiene raíces profundas en nuestras conciencias, no solo en las de los hombres, que disfrutan de los privilegios que les conceden, y sufren de las coacciones que les impone también, sino en las propias mujeres. Cada día descubro algún matiz patriarcal que me pasó antes desapercibido, en mi misma o en la sociedad. Por ejemplo, en la promoción de la obra he constatado el desinterés de muchos hombres hacia lo que estamos escribiendo las mujeres. Un desinterés profundo, que les lleva a no leernos. O, también, el hábito de reducir la literatura escrita por mujeres a cuestiones de género, sin profundizar en las singularidades de cada obra, con lo que acabamos hablando siempre de lo mismo.
 La masculinización del poder es un tema interesantísimo: el camino al poder facilita el ascenso de mujeres que se adaptan al modo masculino de ejercerlo. Las instituciones son reacias a los cambios y producen estos efectos. De manera que la incorporación de formas distintas, más relacionales, más del ethos de cuidados en el que se nos educa a las mujeres, permanecen por fuera de las estructuras, marginadas. De ahí que muchas mujeres no quieran el poder, o lo abandonen al ver esa mutilación que implica.
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Un tributo: Duermevela, un poemario heterodoxo del desaparecido Eduardo García

  Me cuenta el poeta Ramón Bascuñana,consternado, que ha muerto Eduardo García, a los 51 años, y yo que, apenas lo conocía, salvo por algunos poemas sueltos y separatas, decido leer Duermevela, uno de sus poemarios más significativos, publicado en Visor.
  La poesía de Eduardo García es una poesía torrencial, llena de encabalgamientos y de versos dotados de un ornamento modernista, con un ritmo vertiginoso que, sin embargo, repara en la hondura de las carencias humanas, en la inutilidad del sufrimiento y en una visión paródica de la muerte que no le resta tragicidad y dramatismo a algunas de sus metáforas.
  El barroquismo de Eduardo García no es superficial. No dejo de ver en esta voz la influencia de César Vallejo y de Octavio Paz, porque hay fuerza en el hecho de nombrar el mundo, una fuerza sonora que es trasunto de la energía telúrica que desprende la vida misma, sus entrañas, su vorágine de imágenes donde el poeta no es un mero contemplador: "A lo peor mi sombra se oscurece, se emborrona, se nubla, se amontona, se arremolina en su tiniebla y se alimenta de mi piel y mi voz y mis tejidos, de solitarias glándulas, de túneles calientes, de vértebras y cauces, de órganos simétricos, y mi sombra asomándose a la luz se cansa de ser sombra, se incorpora, se apodera del cuerpo en un descuido, palidece en su nueva densidad, (...)" (pág. 33).

Eduardo García, escritor/ cordopolis.es

  Eduardo García rescata la palabra como invocación de ese mundo abisal y abismal que se engendra más allá de nosotros y después de nosotros. El lector debe recomponer ese sortilegio de invocaciones y, en ese hecho de descodificación, subyace el impresionismo de su poesía, pues el receptor no halla un único mensaje, sino un crisol de experiencias simultáneas que obligan a considerar el texto una y otra vez: "También la piel soñada se remansa en caricia con su tacto de brisa, tan liviano, subterráneo fluir, entretejida transparencia, el vapor de unos labios distantes que se posan como besa el rocío, salvando el horizonte, el eco de sus aguas retumba en las arterias, (...)" (pág. 16).
  Cada uno de los poemas de Duermevela parece un tótem y basta una mirada del dios, una esquirla de su tronco, para crear en nosotros ese poderoso lance entre espectador y mundo, un lance que genera delirios, paisajes surrealistas, enardecidas voces de otro tiempo, que convierten a esta poesía en una clase de vitalismo incesante sobre la propia esencia de vivir. Porque el hombre, en definitiva, es un ser asombrado continuamente por el mundo: "Ser el huésped del día,sentarse a contemplar el rastro de una nube, una fresca corriente,la siembra de la lluvia, sentir enredarse en la mirada, apenas entrevisto, un temblor, (...)" (pág. 59).
  El barroco conduce siempre a esa determinación, a que nada pase desapercibido, a que la envoltura sea más interesante que el propio mundo y así se hace en la escritura de este poeta que nos acaba de dejar.
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martes, 3 de mayo de 2016

Ojos de muñeca

  Lo que amas no es la destrucción, sino el camuflaje del guepardo, la inmersión en la Edad de Piedra, el metal que se funde en las entrañas del volcán. Lo que amas es el secreto de cada asesinato perpetrado en una habitación de hotel mientras unos ojos de muñeca confiaban.


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Cruzar el cielo, el nuevo poemario de Ada Soriano

"Sin perder un ápice de sus antiguas cualidades, ha sido capaz de construir unos poemas de mayor envergadura creativa, con una alta complejidad estructural, con más inflexiones, con más ritmos; en definitiva, dotados de una mayor variedad en las técnicas y en los enfoques, que van de lo introspectivo a lo contemplativo, pasando por lo narrativo y lo biográfico.", comentaba Javier Puig en Mundiario sobre la poesía de Ada Soriano hace unas semanas.
  No puedo estar más de acuerdo con estas palabras, pues este nuevo libro de la poetisa de Orihuela, publicado en Celesta, confirma una evolución personal que tiende cada vez más a identificar un estilo propio, inherente a una forma de ver el mundo que busca en la sutilidad una visión destructiva a la vez que reveladora de la belleza efímera de nuestro entorno.
  No hay un tono apocalíptico en la poesía de Ada Soriano, pero si una tentación, en Cruzar el cielo, de contemplar, bajo una fragilidad inquietante, todo aquello que a ella le obliga a reflexionar (la enfermedad, un recuerdo de la infancia o un viaje con su hijo): " Cuando el viento arrecia con aullidos de lobo,/ el cielo se apelmaza./ Una manta de ceniza, una tapadera que pesa como el plomo./ Yo quedo aislada, agazapada en el lento transcurrir/ de un tiempo lineal." (pág. 28).
  En esa elemental inconsistencia se construye su particular mundo, redefinido una y otra vez por esa búsqueda de la nostalgia como una hermosa manera de persistir en la soledad, como si la soledad fuese un preciado bien, un insondable otro que procura siempre la serenidad diletante del que no desea saber más. Su particular distancia del presente, ese desamparo intencionado, convierte esa fragilidad del cuerpo, de su cuerpo, de la vida que vive ella, en un motivo literario que la acerca tantísimo a Sylvia Plath o a Concha García: "La crisálida queda sola, en la esquina de una caja perforada/ o colgando de una rama./ Una espléndida mariposa exhibe su delicada feminidad/ agitando sin temor sus bellas alas./ Rozar el cielo es su ambición" (pág. 19).
  Ada Soriano no se aleja de temas clásicos como son la caducidad de la vida, el sinsentido de la muerte o la enfermedad, pero la exclusividad de esta poetisa radica en esa continua tentativa de recuperar en el dolor, en el vértigo, en los riesgos, una clase de belleza inédita, perturbadora, sin dejar de ser apolínea, con el fin de  introducirnos en esa paradoja de admirar que, hasta en lo más terrible, hay un hálito de vida, una sincera reconciliación con un ideal de felicidad, esa que nos permite seguir fingiendo en este mundo, en cada una de nuestras existencias. Algunos de los poemas de amor de este libro se escriben desde una nostalgia que me atrevería a llamar "nostalgia futura", pues los encuentros están condenados a este tierno desamparo en el presente y después de los años: "Tus labios y mis labios, inmersos en su creación, se alejan del mundo" (pág. 13).
  En una entrevista a la revista literaria La Galla Ciencia, Ada Soriano confesaba lo siguiente al escritor José Luis Zerón: "La lectura ha significado mucho en mi vida, desde los clásicos hasta los actuales. Y cuando digo actuales, incluyo a mis amigos poetas, a los de Orihuela y a los que son de otras ciudades; a los que he tenido el placer de conocer personalmente. He aprendido mucho de mis conversaciones con ellos y, doy por hecho, que esto es recíproco. Yo lo defino como una dosis de afecto que lleva inscrita la palabra complicidad."
   Quizá esa complicidad y esa necesidad de la lectura como constante forma de regeneración en la vida y en la palabra ubican a este poemario en un punto de inflexión importante en la evolución de Ada Soriano, porque su escritura profundiza sin lugar a dudas en un espacio imaginario afín a esos textos trascendentales de Plath o de Maillard.


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lunes, 2 de mayo de 2016

L´ombra del bou, una entrañable narración del escritor valenciano Manel Alonso

Tengo que agradecer muchas cosas a Manel Alonso,entre otras, que me permitiera publicar mi primera novela infantil, Terra d´esperits, en una editorial llamada Brosquil.
  La poesía de Manel, que he reseñado muchas veces, me parece una renovación de ese lenguaje post-romántico que tanta capacidad creativa genera, pues el amor vivido desde la desilusión y el abandono son constantes en muchos de sus poemas.
  Ahora este autor valenciano presenta una colección de relatos, L´ombra del bou, publicados por Neopàtria, que refuerzan esa vertiente postromántica de su poesía en una prosa llena de sentimentalismo y de recuerdos entrañables donde lo ficticio y el costumbrismo presentan límites difusos.
Portada de L´ombra del bou/ Neopàtria

  Manel Alonso elabora una particular semblanza a la tauromaquia, entendida como uno de esos anclajes que permite que el pasado vuelva a vivirse con una intensidad idílica, como si la escasez, la enfermedad, la opresión y la dureza del entorno fuesen ese material literario que reconcilia al autor con una asfixiante sensación de pérdida del tiempo.
  Las fiestas populares alrededor del toro, los mercados, los ancestros, las casas antiguas y sus laberínticas estancias, el insomnio y los ausentes definen una nueva realidad sensorial que  Alonso configura alrededor de una sombra acechante, intranquila y totémica, el toro. Lo que destaco más de estos relatos es esa capacidad de evocación que tiene su lenguaje, pues, pese a ser narrativa, la expresión poética subyace en esas descripciones concisas, generadoras de una idealización significativa de un territorio arrasado después del paso de los años.
  Costumbres y carencias definen cada uno de estos relatos donde el autor y el lector se comportan como Teseo en el laberinto del Minotauro, pues un crisol de olores, visiones y recuerdos nos sumergen en la necesaria disidencia con el presente, en el entrañable sacrificio de recordar lo que fuimos en el mundo de otros que se fueron.
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domingo, 1 de mayo de 2016

Saber un nombre

  Que no acabe este tiempo de las granadas, de esta incertidumbre capaz de revelar el misterio de las cosas. Si deseas conocer todo, debes abandonar otras habilidades, saber un nombre, olvidar a un ausente que era demasiado joven para morir.


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