No hemos sabido reconocerte más allá de las hogueras. Eras la mujer que hundió a sus hijos en las aguas para que no sufrieran el estertor de luz, la llama incesante de esta vida que se agota lentamente. No hemos sabido actuar a tiempo, pedirte que nos contaras cómo tomaste esa decisión. El crepúsculo nos distrajo brevemente y nos arrasó con los rastrojos, tras las tapias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu Opinión es Importante, Deja Tu Comentario: