lunes, 1 de febrero de 2016

¿Por qué algunos cincuentones se empeñan en ligar con la monitora del gimnasio?


  Lo veo algunos días, pendiente de la chica que es una gacela, pero él no tiene posibilidades porque tiene un vientre giboso y flatulento, y porque, para ligar, presume de su soltería y de que tiene un apartamento en Torrevieja. Triste vida.

  El tipo es calvo además y la joven, con pestañas Estee Lauder y buenorra hasta en el tuétano, sonríe con complacencia, que es el peor de los insultos. El tiempo pasa y el cincuentón preñado sigue dando la vara y ella se estira y le demuestra porque es una diosa, y el tipo babea en su propia fantasía onanista. Porque no le va a quedar otra que la soledad y el onanismo. Porque ella es joven y su cuerpo será administrado por un novio con crin de pura sangre y abdominales de Lobezno, y el tipo lo intentará una y otra vez, creyendo que ella está más cerca del precipicio gracias a su artimaña de tuno.

  Pero el tiempo pasa y mientras ella disfruta de su perfil de Cleopatra, el tipo volverá a su apartamento a alcanzar aquello que puede, una cerveza con la que nutrir al octavo pasajero que lleva en su estómago, y su gato lo mirará convencido de que su amo es quien vacía la despensa de latas que solamente a él le pertenecen.

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