domingo, 31 de enero de 2016

Boobs Nation: porno adicciones, un libro de Faulkner y vacas cayendo del cielo


  Buscamos en las entrañas de la vaca, pero las vacas que caen del cielo ya no predicen nada. La vecina del quinto ha muerto de hambre y su perro también. La vecina del quinto era adicta a los aerosoles y al champú para caballos. Yo he visto quemar su pelo paulatinamente y que su belleza radical de porn stripper se marchitaba como las cajeras de los supermercados de Palm Street.

  En Boobs Nation, las actrices mudan su piel para parecerse a Lisa Ann o a Nikki Benz y leen a Lorca en las esquinas, amustiadas, porque la poesía es la peor de las enfermedades. Los muchachos que leían a Faulkner ahora escuchan los trinos de los parques, mezclan Monster con vodka y leen a Coelho para creer que la vida es una rosa de ceniza. Pero las actrices de Brazzers leen la poesía verdadera, la que se clava como una lanza y te desnutre poco a poco cuando resuenan en tu cabeza una y otra vez los versos más tristes esta noche. Los conejos blancos son vomitados por los grifos y luchan despiadados los adultos sin clavícula en las colas de los hospitales. Todo es metafórico en Boobs Nation y tan hiperbólico como esa Amy Anderssen que camina detrás de sus senos, blindados con látex y avaras miradas. Pero las actrices, cuando vuelvan a su trabajo, tendrán la sabia convicción de que las palabras curan más el alma que la impresionante silicona.

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