miércoles, 29 de abril de 2015

Latigazos y vodka

  Rompes la armonía de ese cuadro y las ballenas te dejan indiferente, porque son mamíferos que no vienen del Jurásico. Prefieres las garras y los huesos de los saurios que sucumbieron con la piedra que cayó de lo alto, como cae la moneda antes de que te disparen por segunda o tercera vez. Qué pálida estás. Es cierto, lo olvidaba, en el limbo no hay playa ni camareros que brinden con vodka y limón dulce antes de vender su cuerpo a latigazos.

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La chistera y las aspiradoras

  Los perros me trajeron el cuerpo y las muñecas seguían sangrándome. Qué podía hacer ante el nuevo tribunal, ante los ojos invisibles de los muertos que salían de los cuartos de baño como reflejos de una mujer sedienta de belleza. No quise traerte más mala suerte, pero los perros ladraron y el cuerpo cayó al suelo. Le robé la chistera. Las aspiradoras enfurecieron y arrasaron con él y con todo, mientras yo veía Sálvame y me desangraba.

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Carta a Bob Harrington

  Lo que más me mata es la vida de tu hermana que se metió a monja sabiendo hacer tan bien de comer. Hoy he vuelto al mismo lugar donde los payasos se suicidan. El pozo estaba en el mismo lugar y las agujas en la misma posición. La mujer seguía allí, más joven, más confusa, hermosamente catwomaniana, con sus pechos de nodriza y su vientre de arco perfecto. Me quedo sin papel, un beso, Bob Harrington.

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martes, 28 de abril de 2015

Perros que no han muerto

  Los perros no han muerto. Nunca han muerto los perros que gemían antes de ser sumergidos. El hombre de gorro azul regentaba una fábrica de muebles y después de dedicó a disparar a las orcas. Una luz tenue se filtra en el ojo del huracán. Los brazos se rinden y los árboles arden incansables.

Frankenweenie

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lunes, 27 de abril de 2015

Escupes en el cuenco

  Escupes en el cuenco y me debes parte de tu infancia. Las bicicletas quedaron sepultadas en los barrancos. Los veranos eran demasiado hermosos para que acabaran bien. Hoy una madre ha cortado las cabezas de unas Barbies que su hija adoraba; lo que no sabe nadie todavía es que es el primer paso para una hazaña mayor. Porque todos queremos ser recordados por algo, aunque alguien nos escupa y maldiga nuestro nombre por el resto de los siglos.



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Lo que bebes

  Lo que bebes no es mi sangre, sino sombra de la aniquilada paloma que despareció en el fondo de los armarios. Lo que bebes se parece al sudor del líquen, a la tarde lluviosa que imaginara el poeta antes de morir del asco y matar al minotauro con la tostadora. Lo que bebes se llama vida contemporánea, secreto de la iguana que nos trepa y nos aborrece con sus ojos inyectados.

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domingo, 19 de abril de 2015

Harley leyendo a Chéjov

  La vi por el pasillo principal y estaba recién muerta. Caminaba con la laula de pirañas en la mano derecha y en la izquierda sujetaba la bolsa de Mercadona con los productos light. Su cuerpo era ligero y su lencería, amorosamente elegida, destacaba sobre su piel de leche condensada. No temo aquel encuentro, ni que, después de golpearme, me dejara a solas con los perros ciegos. Viva Homero y ese Chejov que Harley leía cada noche antes de acostarse sobre la cama de púas.

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No te vuelvas furibuna

   Me estremece la noche y la lechuza de la próxima generación que nacerá de tu boca. Emerges con la luz difusa y los niños que rompen los intermitentes de los coches serán mis discípulos. No te pongas ese corsé tan violento, ni me obligues a merendar ardillas. Déjame que las dependientas del Druni me maquillen lentamente mientras les hablo de ese gran Machado que tantas veces he leído después de salir del quirófano.

Sofía Vergara
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Angelina, Angelina

  Hay temor y lucha. El acero siempre es benigno porque facilita la muerte sin dolor como una alta dosis de morfina que descompone la sangre y las neuronas. Apunta, apunta, mi Livia, y el mundo dejará de ser para mí el gran cañón a cuyo foso me arrojo con la hipoteca y los recuerdos de una infancia fallida. Tómame entre tus brazos antes de matarme y que ese beso último sea escarificación sobre mi piel oscura.

Angelina Jolie
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lunes, 6 de abril de 2015

Caja negra: aceptemos que, en la mente de Lubitz, no hay nada inexplicable

Andreas Lubitz, en su perfil de Facebook, ya eliminado. / Facebook

   Leo muchos artículos de opinión sobre la mentalidad de Lubitz, entre ellos el de Muñoz Molina del pasado miércoles en El País, Detrás del rostro, y me sobrecoge ese tono complaciente hacia la incompresible decisión del copiloto del Airbus, como si detrás de su historial de depresiones y su caótica percepción del mundo, se descifrara una clase de disculpa o justificación moral que amparase a quien condujo el avión hacia la fatalidad.

   Es cierto que la mente del ser humano es compleja y que algunos comportamientos patológicos parecen inescrutables, pero solamente lo parecen. Porque matar es otra cosa y es fácil, muy fácil. Solamente tenemos que remitirnos a la historia más reciente en Europa. Que Muñoz Molina argumente lo inexplicable de la voluntad de Lubitz con ejemplos literarios me preocupa.

  Según los datos revelados en la segunda caja negra, debemos aceptar que Lubitz cometió un homicidio, una masacre en toda regla, premeditada y razonada dentro de su malignidad. Un enfermo mental no causa estos desatres, un enfermo mental se autolesiona en la mayoría de las ocasiones o soporta valientemente los nocivos efectos secundarios que hay tras una toma de antidepresivos.

   Me parece terrible que Muñoz Molina relacione la irracionalidad de Lubitz, la faceta presuntamente inexplicable de su acción, con la ambigüedad que nos ofrece la ficción literaria, con su capacidad para ensoñar o para adentrarnos en las simas más profundas de la mente. La literatura no es la vida. La literatura no es nada y es mucho, apreciado Muñoz Molina. Un escritor no puede comparar un mero entretenimiento, aunque ocupe toda nuestra vida y sea por lo que vivimos, con la dura realidad de una masacre como la que ha sucedido. La literatura es literatura y nada más y, en la muerte de estos pasajeros, en la muerte de mi padre, de algunos amigos, no hay nada literario, no hay nada inexplicable.

   Lubitz no es Hannibal Lecter ni Anton Chigurgh. Detrás de la decisión de Lubitz hubo una acción racional, definitiva, sin trascendencia, muy simple, de fácil ejecución, sin ningún pensamiento significativo que merezca ser analizado. Porque, para estrellar un avión, no hace falta recurrir a lo inexplicable o a lo trascendente.

   Porque, como antropólogo, digo que, detrás de la evolución de las guerras y las peores truculencias, hay decisiones sencillas y prácticas, donde lo único que hace falta son valores tan primitivos y monolíticos como el egoísmo. Y en Lubitz coincidió que era un mal enfermo y además, según confirman todas las pruebas, un homicida.

   Lo inexplicable, lo valiente, lo inconcebible reside en aquellos enfermos que trabajan todos los días, cuidan de su familia y no faltan a la consulta del psiquiatra. Esos son los verdaderos personajes literarios, los héroes de una tragedia personal donde vivir es un lastre a casa segundo. Detrás de un asesinato, me lo comentan abogados y algunos psiquiatras que han tratado con criminales, hay gente bastante vulgar, con prejuicios, con mucha incultura y muy consentidos a lo largo de su vida. No hay más. La literatura, por muchos ejemplos que hayas citado en tu artículo, no explica nada, no es ejemplo de nada cuando la muerte es tan violenta, tan ruidosa y tan hijaputa.
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Que no deje de sonar esa canción de Love of Lesbian mientras nos besamos

Microrrelato en Mundiario.

Fotografía de Monica Lopacka.

   Si salimos de esta, te llevaré de la mano hasta el banco en el que nos besamos por primera vez. Delante de nuestro parque construyeron un centro comercial donde los adolescentes compran camisetas ceñidas y los días no vividos. Que no deje de sonar esa canción de Love of lesbian mientras nos besamos. Nadie desertará porque juro que alguna vez volveremos hasta allí, donde solíamos gritar.

   Los besos ya no son el incendio de antes. Otro mayor, cuando nos miramos y adivinamos que, dentro de unos años, ya no estaremos juntos y aún así todo nos parece hermoso. Porque el fracaso también es el mayor de los respetos. Las plantas crecen en el aire y el pisamos el cielo si nuestras manos juegan a tocarse sin querer hacerlo. Las aguas que me llevaron hasta tu boca es el verso fácil de esos tweets que nos mandábamos. Qué nos queda por vivir: una novela de Murakami, la invención de otro juego, una adicción tan fuerte como la vida que desespera ante la enfermedad, la anestesia tras hacer el amor en el motel de una película que todavía no hemos visto.
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Un disco que nos conduce a una nostalgia intemporal

Mi reseña en Mundiario sobre Morning Phase, un disco de Beck.

Beck.

   Muchos críticos han visto en el nuevo disco de Beck, Morning Phase, una continuación de aquel maravilloso Sea Change (2002). No les falta razón y esa afirmación no desmerece el valor artístico de este nuevo trabajo, una obra atrayente, hipnótica, caracterizada sobre todo por la sutilidad de sus ritmos. Sin renunciar al pop y a ese malditismo del country en la mayoría de sus composiciones,

   Morning Phase es la constatación de que Beck ha logrado manejarse perfectamente en un lenguaje autónomo, donde las influencias han quedado solapadas por sus propias resonancias sugestivas, por unos fondos y unas melodías que recurren a distopías envolventes, llenas de lirismo y de una nostalgia intemporal.

   

   Cuando se escucha Morning Phase, uno tiene la sensación de que algo se nos está escapando de esta vida, algo que es maravilloso y que es necesario buscar con ansiedad. Porque la música es un lenguaje tan poderoso que Beck nos incita a involucrarnos en la trascendencia que se encuentra en las cosas mínimas, en la belleza más frágil, con sus repetidas dosis de fatalismo y felicidad, sin renunciar a ese elaborado juego de melodías clásicas que se combina con otro mucho más rupturista.

  Ecos, segundas voces, falsetes, sintetizadores, instrumentos de cuerda, reminiscencias postrománticas, minimalismo, entre otras cualidades, persisten en este disco para lograr ese principio de iluminación que los amantes de Beck necesitamos de la música.
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No existe la muerte instantánea, ni la muerte sin dolor, ni la muerte sin miedo



   Leo en el Facebook de mi Manuel Vilas que la muerte siempre es dolorosa y que nadie se atreve a exponer, por miedo y por política, qué traumas físicos sufrieron las víctimas del Airbus al colisionar con la montaña. Yo creo que también sufrieron, apreciado Vilas, y que algunos tardaron en morir y que sintieron el mayor de los desamparos y que recordaron entonces el sinsentido de nacer y de trabajar para no llegar a ningún sitio, para que repentinamente la vida sea sesgada sin petición propia. Tan solo porque a un copiloto, que se despertaba en mitad de la noche con pesadillas truculentas, se le fue la pinza desde hacía mucho tiempo y decidió inmolarse buscando la fama de Charles Manson.

   Pero no existe la muerte sin dolor. Los enfermos terminales sufren, los infartados ven qué no pueden hacer nada en instantes que deben ser eternos antes de caer en redondo. Nadie se libra del dolor a morir, sobre todo si te diagnostican mal de Alzheimer o que el tumor no es benigno, o si quedas atrapado bajo los escombros después de un tsunami. Porque queremos vivir para siempre. Estamos programados para vivir así, para reaccionar así, para amar así, creyendo que todo es para siempre. Por eso, los políticos se corrompen porque piensan que el dinero les tiene que durar para muchos años. Por eso, tenemos hijos porque pensamos que los veremos crecer y concebir nietecitos que harán la comunión de blanco inmaculado.

   He visto gente morir cerca de mí y, a veces, la lucha de las células por sobreponerse es tan brutal que sus cuerpos solamente quieren descansar, dormir, aunque no haya nada después de cerrar los ojos, aunque la oscuridad sea tan asfixiante que solamente el hecho de imaginarlo te lleve a decir como yo, algunas veces, que mejor sería no haber nacido.
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Plataformas ciudadanas como Cambiemos Orihuela eligen ya a sus candidatos

Mi artículo en Mundiario sobre las próximas elecciones municipales.


   Municipios como la ciudad de Orihuela, en Alicante, eligen a sus candidatos para las próximas elecciones municipales con la finalidad de romper mayorías absolutas en sus ayuntamientos. El pasado sábado 28 de marzo concluía el proceso de primarias que ha determinado la lista electoral que presentará `Cambiemos Orihuela´ a las Elecciones Municipales de 2015. La coalición ha reunido a Los Verdes, Izquierda Unida, militantes de otros partidos e independientes, en un proceso de convergencia cuyo eje está basado en la participación ciudadana y la profundización democrática.

   Karlos Bernabé, Licenciado en Psicología y educador social, encabezará una lista heterogénea, y en cremallera (alternando género), que será la primera elegida por primarias totalmente abiertas a la ciudadanía en Orihuela. El puesto número dos lo ocupará Marta Guillén, arquitecta; tres, Manu Mazón, Licenciado en Comunicación Audiovisual; cuatro, Ester Romero, periodista; cinco, Javier Gracia, comerciante; y séis, Pascuala Sandoval, profesora.

   La lista será ratificada por la Asamblea este lunes, día 30, a las 19h, en la Biblioteca Pública María Moliner. La candidatura y el compromiso ético se presentarán oficialmente la semana posterior a la Semana Santa. Todos los datos relacionados con el proceso, participación, resultados y lista definitiva, estarán publicados en la web y las redes sociales de la formación para que cualquier persona pueda consultarlos: http://cambiemosorihuela.org/
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miércoles, 1 de abril de 2015

Súbitos

Súbitas muertes en círculo. Las abuelas venden plástico 
y almohadas
para el suicidio legendario.
Generosos suicidas que se vacían
de oxígeno mientras
la hierba crece sobre sus sienes.

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