jueves, 4 de diciembre de 2014

Eufemismos de los recortes

Mi artículo en Mundiario sobre la regeneración democrática y la reforma estructural.

Un imputado por corrupción.

   Que no te engañen. Tienen privilegios. No puede haber regeneración democrática sin dimisiones y sin una evolución ideológica. Las reformas estructurales consisten en treinta y cinco alumnos por aula en la ESO y en listas de espera.

   Me cuenta un cargo político de renombre que, en Madrid, saben desde hace muchos años que el mapa de las autonomías es insostenible.

   Me cuenta un alumno de Bachillerato que su primo con ELA ha muerto sin haber cobrado la ayuda a la dependencia.

   Mientras los feudos se cierran en banda, como sucede en el PSOE andaluz o al amparo de Ubú Pujol, los funcionarios de carrera y los pensionistas mantienen la cohesión social para que el país no se incendie. Porque la guillotina es adictiva. Morirán matando algunos de estos políticos que, como Calígula, se han nombrado dioses del Imperio porque la corrupción es una ludopatía, una parafilia que mantiene al enfermo en la rueda.

   No hace falta un golpe de Estado para vivir en una dictadura. La ley del suelo y el nombramiento de los jueces del Constitucional no son ninguna tontería.

   Instagram y fútbol de lunes a domingo son un ansiolítico eficaz cuando los privilegios peligran.

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