viernes, 14 de noviembre de 2014

Entrevista a Mado Martínez, escritora: "Las obligaciones nos esclavizan"

  Tras la publicación de su ensayo Neurociencia de la felicidad, publicado por la Editorial Odeón, la escritora Mado Martínez reflexiona para este medio sobre algunos aspectos que motivaron la creación de esa obra. La autora alicantina profundiza en Neurociencia... sobre la necesidad de buscar un proyecto de vida dentro de una sociedad que profesa el escepticismo ante los acontecimientos políticos y económicos que se han desencadenado con la crisis. Galardonada con el Premio Ateneo Joven de Sevilla, su nueva novela La Santa acaba de ser publicada y aquí nos adelanta alguna de sus claves de lectura.

Mado Martínez.

- Pregunta: A diferencia de otras publicaciones que aparecen frecuentemente en nuestro mercado con títulos repetidos y manidos (Autoayuda, El secreto, Manual para ester mejor), tu libro se titula “Neurociencia de la felicidad”. ¿Por qué el enfásis en “Neurociencia?

- Respuesta: Porque en este viaje en búsqueda de la felicidad del que doy cuenta en este libro, he contado con la ayuda de diversos neurocientíficos, psiquiatras, médicos, ingenieros, bioquímicos, psicólogos, entre otros, a los que entrevisté con el fin de averiguar qué podemos hacer para alcanzar la felicidad y tener una vida más plena, de ahí lo del énfasis en “neurociencia”, pero que no te engañe esta palabra en el título, porque este libro de lo que en realidad va es de embarcarse en la aventura de la vida y lograr la felicidad. Lo más interesante de Neurociencia de la Felicidad es que aporta ejercicios, datos y herramientas que cualquier persona puede poner en práctica en su día a día, y a pesar de que se apoya en la sabiduría de la ciencia, está escrito en clave divulgativa, así que es totalmente accesible para el público en general, jóvenes, adultos y mayores. También es un libro que abre ojos, remueve conciencias, hace que nos preguntemos muchas cosas, y nos hace crecer.

- P.:Una idea que desarrolla tu libro es que la felicidad no debe asociarse exclusivamente al placer, sino a una experiencia de vida global. Esa reflexión contradice el carácter hedonista de nuestra vida en Occidente. ¿Por qué se ha confundido placer y felicidad?

- R.: Porque la sociedad de mercado y consumismo en la que nos encontramos nos ha educado para crecer con esa confusión, de modo que creemos que somos lo que tenemos, en lugar de los que somos, y buscamos comprar cosas en lugar de adquirir experiencias; y buscamos ganar dinero en lugar de buscar tener una vida rica en relaciones sociales, por ejemplo. Las sociedades occidentales más avanzadas encuentran muchos obstáculos en su búsqueda de la felicidad, porque el estilo de vida moderno nos lo pone muy difícil, a pesar de sus trampas ilusorias. Tenemos que darnos cuenta de en qué zonas de nuestra existencia puede hallarse verdaderamente la felicidad, qué nos está impidiendo llegar hasta ella y hacer todo lo posible por llegar hasta ella mediante múltiples estrategias integradas.

- P.: Tus experiencias personales, algunas de ellas dramáticas, aparecen en este manual. ¿Existe un punto de inflexión en tu vida que te haya motivado en la escritura de este trabajo?

- R.: Diría que en mi vida han existido varios puntos de inflexión, no sólo uno, que desde luego me motivaron a querer salir de esas situaciones. Tuve que trabajar mucho y de forma muy constante para superar ciertas circunstancias. Es un trabajo diario, pero el esfuerzo se ve recompensado cuando vas midiendo tus logros, te das cuenta de cuánto has crecido y evolucionado, y eres capaz de ver las cosas desde un prisma más claro y nítido, sin distorsiones, y de saber quién eres, qué te gusta, quererte a ti mismo, superar y aceptar las limitaciones, disfrutar de la vida, y tener una actitud valiente, luchadora y de optimismo pragmático ante la vida.

P.: Encuentro alguna contradicción cuando apoyas tus argumentos en científicos e investigadores de prestigio y, sin embargo, no excluyes en algunos momentos la referencia a experiencias que han sido publicadas en revistas donde se plantean investigaciones ufológicas, por ejemplo. ¿Por qué esta diversidad de perspectivas?

- R.: Siempre he sido una persona ecléctica. No olvidemos que yo llevo años publicado reportajes tanto en revistas de divulgación científica como Ispectrum Magazine, de la cual soy directora, como en revistas históricas, como Historia de la Iberia Vieja, pero también en revistas en las que como tú bien dices se plantean cuestiones relacionadas con fenómenos fronterizos, entre otros, tales como Más Allá, Año/Cero, Enigmas, etc. de la Creo que para tener una visión amplia de las cosas, uno debe abordarlas desde varias perspectivas distintas, por eso en mi libro me acerco a muchas cuestiones desde la perspectiva personal, la periodística, la científica, la antropológica, la psicológica, la religiosa… ¿Qué luces y sombras nos aportan cada una de estas perspectivas y metodologías en el abordaje de la búsqueda de la felicidad? A mí, particularmente, me han ofrecido una amplitud de miras extraordinaria. Por ejemplo, cuando hablo en Neurociencia de la Felicidad de la muerte por vudú, las curaciones milagrosas y el efecto placebo, lo hago encadenando medicina, antropología y religión (cultura y sistemas de creencias, al fin y al cabo). Precisamente ahí radica lo extraordinario de este libro, y es lo que está haciendo que sea aplaudido por médicos, psicólogos, antropólogos y científicos, pero también por todas aquellas personas de mente abierta y curiosa interesados en saber no sólo cómo alcanzar la felicidad y vivir una vida más plena, sino saber por qué una persona a la que le han echado una maldición vudú puede morir por ello, cómo influyen los sistemas de creencias en nosotros, de qué forma acta el efecto placebo y el efecto nocebo, de qué forma la meditación incrementa nuestros niveles de felicidad y modifica nuestra expresión genética, qué relación tienen los pensamientos y nuestras emociones con nuestra salud física y psíquica, qué estilos de vida nos hacen más felices, cuáles son los peligros de la nueva era y el pensamiento positivo exacerbado, y cuáles son las actitudes y herramientas que todos podemos usar para sentirnos mejor y disfrutar de esta vida que tenemos, que de momento, que sepamos, es única.

P.: Ahora se publica tu nueva novela La Santa y creo que ese mundo de complejidad psicológica aparece en varios de tus personajes. Cómo diferenciamos a la escritora de ficción de esa investigadora sobre los sentimientos.

- R.: La gente me pregunta cómo es posible que escriba libros sobre felicidad, por un lado, y novelas de terror, por otro. Creo que todo se resolverá el día que publique un libro titulado “La chica que era feliz escribiendo novelas de terror”, (ríe). Los personajes de mis novelas suelen enamorar a los lectores precisamente por eso, por la profundidad psicológica que albergan. El lector entra en sus zonas más oscuras, advierte los secretos y emociones más inconfesables, navega por toda una serie de instintos, anhelos, temores, traumas, deseos, culpas, dudas y sentimientos que vibran junto al desarrollo de la trama y hacen que el lector vibre con ellos. Lo cierto es que La Santa es una novela de terror y misterio está levantando pasiones entre el público.

- P.: Mado, por un lado, el capitalismo nos ha traído progreso tecnológico, mayores comodidades en las sociedades desarrolladas y, pese a la mejora de la calidad de vida, psicólogos y psiquiatras no cesan de trabajar con pacientes frustrados e infelices. ¿Qué está pasando en nuestras sociedades?

- R.: Que el estilo de vida impuesto por el mercado y el consumismo nos hace vivir de una manera totalmente contraria, en muchos sentidos, a como la deberíamos estar viviendo: nos privamos de horas de sueño, llevamos una vida sedentaria, pasamos todo el día encerrados en nuestro lugar de trabajo, trabajamos para conseguir cosas, no nos dedicamos tiempo a nosotros mismos porque las obligaciones nos esclavizan, etc… El ser humano necesita dormir de 8 a 10 horas diarias, hacer deporte, pasar tiempo al aire libre durante el día, compartir experiencias con amigos y familia, tener sentimiento de pertenencia a su comunidad, viajar y explorar nuevas cosas, desarrollar su creatividad, lograr unas relaciones sociales satisfactorias, disfrutar de las pequeñas cosas, tener tiempo para dedicarse a uno mismo cada día haciendo algo que nos guste mucho, etc… Al final, el cuerpo humano, como señal de alerta y alarma ante algo que no va bien en nosotros debido a este ritmo de vida que destroza nuestros ritmos circadianos, nos agota, baja nuestras defensas, etc, se rebela con los consabidos síntomas de ansiedad, stress y depresión, tratando de llamar nuestra atención sobre el hecho de que debemos parar y cambiar la situación que nos está llevando a esa situación. Y cuando uno tiene ansiedad, stress y depresión, algo muy corriente en nuestra sociedad moderna occidental, va a la psicólogo y al psiquiatra. Por esos estos profesionales tienen tanto trabajo con pacientes, como tú dices, “frustrados” e “infelices”, porque al margen de muchas otras circunstancias a tener en cuenta, esta sociedad nos anima a ser “productivos” y “consumidores”, no a ser verdaderamente felices.

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