viernes, 30 de mayo de 2014

No reces

  No reces con esa voz de insípida lechuza. Caes desde lo alto y tu sombra es una figuración arcaica, centrada en la aritmética. No escuches el ángelus ni ese poema de Molly que atrae a las moscas cuando abres el libro. No creas que tu nombre es posesivo, lo es ese sabor de tu saliva, ese flujo de luz hipnótica y rojiza que tu boca exhala.

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Los niños de los puentes

  A Álvaro Gordo

  Los niños se echan a los puentes donde duermen las hormigas carnívoras. Desesperados, aguardan la pudrición de la crisálida. Será la hora en que los transatlánticos, cargados de líquenes, lleguen a puerto. Los niños bajarán hasta la plataforma y allí, junto a las tazas de té, tendrán la hoja para firmar, las canicas sin luz, las estampas de los santos hundidos en el cieno sagrado. Los barriles se llenarán de estiércol y de hoquillas de cobre. Los puentes serán devorados por los ojos que no descansan. No quiero olvidar esta pesadilla, porque soy ese niño que espera junto a las hormigas.

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jueves, 29 de mayo de 2014

Buchú y mi consideración de la infancia

   Ya está todo preparado para esta tarde en Murcia. A las 19.30 preesento mi cuento infantil Una semana con Buchú, en la librería Petronila. Nunca me vi entregando palabras e ideas a un cuento infantil, pero lo hice de forma espontánea, movido porque mis hijos van creciendo y siento miedo al saber que hay momentos de su infancia remota que ya no volverán. Cómo les ponía los pañales, cómo les preparaba la comida, cómo paseaba con el carricoche, cómo me intranquilizaba que no comieran. No sé si es que echo de menos esa frágil apariencia que encarnaban o lo que simbolizan ellos mismos según pasan los años. Muchos de los que me cuidaron ya no están comigo, solamente vive mi madre. Buchú es la expresión del sosiego dentro de mi poesía para adultos, pero también la evidencia de la intranquilidad, porque un cuento infantil es un tiempo que se dedica a unos años perdidos, inútiles, aunque llenos de vitalismo y todavía de mucho futuro.
 
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miércoles, 28 de mayo de 2014

Los payasos y la carroña

  Los payasos devoran la carroña y cumplen años bajo los saledizos de algunos estuarios. En los prostíbulos, cerdos y mendigos brindan con soma y las escaleras se precipitan al vacío. Los animales de plumas luchan contra la oscuridad y mueren los oficinistas por aburrimiento. No queda tiempo. No tienes tiempo. Luchas y caes, y las señoritas de algunas agencias borran tu nombre de sus agendas.

Foto de Jamie Baldridge
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martes, 27 de mayo de 2014

La otra mujer

   No me has querido como a esa otra mujer que desgarra el papel de la pared. No me has querido como esa muchacha que calienta las pieles sobre la encimera, que descansa sobre la cama del fákir. Esa mujer te brinda con ceniza en los labios y se cose los dedos para ser palmípeda. No merezco que me rechaces de esa guisa, que la otra mujer se arrastre por la cornisa de los cormoranes ciegos y me sonría como si no pasara nada, como si yo hubiera nacido bajo los rastrojos que un Führer pisa.

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lunes, 26 de mayo de 2014

Muchacha de abanico negro

  La muchacha del abanico negro tiene las uñas de nácar. Sueña con juguetes de metal, juguetes giratorios que buscan la luz en las madrigueras. La muchacha del abanico negro se persigue, se alcanza y se desmaya sobre el diván de plumíferos oscuros. Yo quiero ser esa muchacha de piernas largas como las de Brianna. Los muebles persisten en esa habitación de pelícanos azules y la muchacha del abanico parpadea penosamente.

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sábado, 24 de mayo de 2014

Los cuchillos

   La noche cae sobre el acero y los cuchillos se tienden en las piedras. Las cuartillas rasgadas flotan en el agua del pozo. El reflejo aguza los sentidos y la sangre derramada no es la perdida sangre del que agoniza, sino la savia que promete al enfurecido. La noche es el filo y los cuchillos sobre la arena, por los que caminas, serán recuerdo de este encuentro. Te quiero, Vernita, y esas tiras secas de piel con las que trazas tu mapa imaginario.

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viernes, 23 de mayo de 2014

Marcas en las muñecas

  Los zorros vienen de noche. Las aguas irrumpen en la tierra. Las calles donde mueren los agonizantes son un espejismo. Cierra esa puerta y avanza hacia el alud. Los agonizantes alzan la voz y los milanos sobrevuelan por encima de las copas frondosas. Recuerdas a uno de estos hombres que, pareciémdose a tu padre, se niega a enseñarte las marcas de sus muñecas.

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jueves, 22 de mayo de 2014

El círculo de conchas

A Jesús Bastida

   Acércate a las aguas, recoge tu pelo. Tus ojos no se reflejan. El sol es una argolla de fuego. Los hermanos no vendrán con nosotros. Quieres que todo vuelva a ser como antes, lleno de luz. La quietud alimenta a la quietud. Te desnudas y las olas inundan todo. La playa es blanca y el viento mueve las dunas. Ella tampoco vendrá ni aquellos momentos de juego alrededor del círculo de conchas.
Pintura de Mark Raymond Cross
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miércoles, 21 de mayo de 2014

El padre y las esporas

  A Fernanda García

Pintura de Mark Raymond Cross

   Siempre he temido esas aguas donde mi padre me bautizó. La noche es una palabra inventada por un dios ciego. Tengo hambre y estoy solo en la ciudad. Puedo trazar un círculo con tiza a mi alrededor y escapar al fin, regresar a las aguas donde mi padre pronunció mi verdadero nombre antes de desaparecer, antes del dios ciego que agita las esporas.
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martes, 20 de mayo de 2014

Roi Nu, música desde la esencialidad

     
  La música de Roi Nu destaca por una sobriedad poética que raramente encuentro en la música española actual. Sus canciones son una forma de sugerir desde el susurro, desde los matices, para acercarnos a un intenso y conciso lirismo en la creación de sus letras.

   Roi Nu trabaja sus composiciones en los márgenes de las convenciones del pop, deshaciéndose de estructuras rígidas y previsibles, proponiendo desde el silencio, desde la elipsis, una música hipnótica que construye atmósferas envolventes, una cualidad que comparte con músicos como Ry Cooder o con esos magníficos temas de His name is alive. Porque lo interesante es la resonancia, el eco, donde subyace la sugerencia y ahí es precisamente donde este músico sobresale con su minimalismo inquietante, porque, tras esa tersura vocal y su cautivadora melodía, persiste un tono dramático, desalentador.

   La simplicidad de la instrumentación y la limpieza de su sonido son eficaces porque es, desde esa sencillez, donde Roi Nu encuentra todas las posibilidades expresivas para componer esa elegía que gravita en torno a su voz sugerente. Así reza su canción “Better Times” en su disco Stockholm: “Far down this grief lays a part of me, That you don´t get to see, It´s buried down in the shame, my dear friend”.

   Encontramos en ese tono nostálgico una necesidad por reproducir la naturaleza de nuestra fragilidad, nuestra breve estancia en un mundo que solamente puede ser vivido con intensidad a partir de la contemplación. Esa proeza es la única forma de protesta. La música de Roi Nu, que nos reconcilia con aciagos momentos de nuestra existencia, busca en la intersubjetividad con el que escucha una manera de estar en el mundo, pues la belleza de lo visible, de lo que se aprehende, nos rescata finalmente de la indiferencia. Su atmósfera cautivadora es arrebatadora sin duda y nos induce a mirar más allá del firmamento donde, en el centro preciso de la oscuridad, se acumulan las masa luminosas.

   Suerte, Roi y como escuchamos en “Up to you”: “Now that time just walked on us, we look upon the wall we just built from trust”.
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domingo, 18 de mayo de 2014

Nueve semanas y media

  Considero la novela Nueve semanas y media, de Elizabeth McNeill, como un trabajo extraordinario de sobriedad poética por su carácter fragmentario y por esa capacidad de síntesis para describir los estímulos. Me encantó ese telón de fondo de los objetos en las habitaciones para reflejar el aislamiento de unos personajes que buscan su identidad en un mundo confuso.

  "Hay un pequeño frasco de cola para maquillaje, con un cepillo sujeto a la parte interior de la tapa. estoy perpleja: no soy capaz de determinar si la cola debe ponerse en el fondo de la barba y el bigote o en la piel.Finalmente, unto una capa fina en el forro, que parece de lona, y me coloco el bigote bajo la nariz. Me hace cosquillas; parece sacado de una representación de teatro preuniversitario y me pongo a reír ruidosamente". (Barcelona, Tusquets, 2012, pág. 96).

  "Cuando terminábamos de cenar, se iba a la cocina a lavar los platos y preparar el café -un café abominable, invariablemente-, que llevaba al salón en una bandeja: una cafetera, una taza, un plato, una copa de brandy. (Al mes de conocernos, aunque soy completamente adicta al café, terminé por pasarme al té)". (Íbidem, pág. 71).

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sábado, 17 de mayo de 2014

Cuando eras otra visión en el bosque y no bailabas para mí


   Me has descartado de esa visión del bosque. Ya no soy la mujer que cuenta las piedras del fondo como una enferma a la que dejan libre. Me has pedido que, sobre la tarima de madera, baile con otras formas impronunciables, semejantes al fuego. Y yo he bailado y los pájaros se han desprendido de los fresnos. Y yo he bailado mientras cerrabas los ojos y todo lo vivido dejaba de ser verdad, y ya no volvías, aunque yo siguiera bailando hasta que el silbo del aire cesara.
Fotografía de Pati Gagarin
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viernes, 16 de mayo de 2014

Fragmento de una novela

  Aún no habíamos interiorizado la verdad de Schiller sobre la esperanza y me pidió permiso con palabras duras. No pude hacer más que concederle ese favor. La nieve había cobrado un tono sanguinolento con la llegada del crepúsculo que inauguraba la armónica estructura por la que habrían de ascender las mujeres.

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martes, 13 de mayo de 2014

Una semana con Buchú

  Mi cuento infantil Una semana con Buchú expresa ese tiempo de recogimiento y de incertidumbre que he pasado estos últimos años con mis hijos. Es un placer haber recreado este mundo imaginario para los niños, para los adultos. Publicado por Germanía, que confiaron en el producto desde el principio, el cuento ha sido ilustrado por Empar Riera y traducido al inglés por Inmaculada Morante Bas. Un abrazo y nos vemos en las presentaciones.




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Podrido animal

  No eres la tierra que he pisado para reconciliarme con los amigos. Los remordimientos suceden uno a uno en mi cabeza. Es una autopsia mental que deja cadáveres por el camino. De tu boca escucho esas palabras incrédulas y la vegetación se acoge el fuego porque necesita desaparecer para siempre. El mundo no es la destrucción y yo, otra sombra que se desvanece. Un podrido animal en un escalón de mármol.

Foto de Heidi y Hans Jurgen Koch
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sábado, 10 de mayo de 2014

La feria y los trenes

  No me dejas escapatoria. Regresaré al bosque de niebla con los asesinos enfoscados. Los cuchillos bajo el embozo. Rezaré por los que me echarán de menos y por los que mataré. Impías almas detrás del recóndito fresno. No diferencio la tierra. Los pasajeros se arrojan al vacío antes de que los trenes lleguen a la feria. Las madres disparan al aire y luego piensan lo que piensan, y apuntan a los inmóviles.

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El inicio de Trópico de Cáncer

  Me encanta el inicio de Trópico de Cáncer, de Henry Miller. Su narrativa, como la calificó Vargas Llosa, es la verbalización de un nihilista. Me parece que lo Miller no es nihilismo, sino el discurso lúcido que viene tras una jaqueca importante; el don de la ebriedad llevado a una narrativa impulsiva, vitalista y destinada a lectores que necesitamos ser mamíferos en algún momento.

  "Vivo en la Villa Borghese. No hay ni pizca de suciedad en ningún sitio, ni una silla fuera de su lugar. Aquí estamos todos solos y estamos muertos".

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Niebla y Unamuno

  Niebla y Unamuno. Ese contagio de literatura y de reflexión sobre literatura que desprenden sus páginas interviene en esa estigmatización de la escritura. Al mismo tiempo que escribimos, nos desposeemos porque la esencialidad de las palabras nos acerca a una realidad definida, única, pero, al mismo tiempo, la insuficiencia del signo, su agotamiento, su discreción, nos aleja y no puedo hacer otra cosa que recordar esa obsesión de Unamuno con Augusto:

    "Y le empujé a la puerta, por la que salió cabizbajo. Luego se tanteó como si dudase ya de su propia existencia. Yo me enjugué una lágrima furtiva" (pág. 243).

  "Cuando recibí el telegrama comunicándome la muerte del pobre Augusto, y supe luego las circunstancias todas de ella, me quedé pasmado en si hice o no bien en decirle lo que le dije la tarde aquella en que vino a visitarme y consultar conmigo su propósito de suicidarse. Y hasta me arrepentí de haberle matado" (pág. 252).

   Fragmentos extraídos de Niebla, de Miguel de Unamuno, en la edición de Espasa. Colección Austral.
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viernes, 9 de mayo de 2014

Lo uno, el otro

   Tengo miedo a observarte mientras comes. Te hallas en la encrucijada y mis nudillos sangran por aporrear tantas veces la pared del vestíbulo. No hay vecinos, no hay horizonte ditirámbico, ni pálida nube que aloja el verso libre. Me odias y te ensucias. Dame esa lengua que lame todo lo que ansía. Me gusta el ritmo de estas palabras que acabo ya mismo. Tu lengua o tu mano, a merced de mi deseo, de mi cuchilla. Estamos hechos el uno para el otro.

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jueves, 8 de mayo de 2014

Deseada, de H. Hex: literatura erótica para rebelarse contra el buenismo oficial

 

   No sé cómo empezar a escribir sobre el último trabajo que he leído. Siento que, en el fondo, lo necesitaba. Llevo meses enfrascado en la lectura de novelas que poco aportan a mi vida, algunas hipertrofiadas por una dosis de buenismo absurdo cuando los tiempos que corren se inspiran, sin embargo, en la corrupción y en la frivolización de todo discurso racional. 

   Así que, aconsejado por una amiga, cayó en mis manos “Deseada”, de H. Hex, en Tombooktu, de Ediciones Nowtilus. Sin grandes pretensiones literarias, el discurso erótico de esta autora granadina nos introduce en ese submundo de fantasías sexuales que es evidente en la cultura del porno audiovisual, por cierto, cada vez menos rentable. Una cultura visible del porno, cuya estética burda inunda la esencialidad de otros discursos convencionales como la publicidad o el vídeo-clip.

   Con precisión, rindiendo culto a la corporeidad antes que a la acción, la novela de “Deseada” no pretende una acción narrativa eficaz, con una trama compleja, sino que su prosa opera en la intencionada recreación de unos escenarios afines al lenguaje del vídeo porno. La sintaxis reproduce esa obsesiva descripción del objeto y de la fragmentación del cuerpo: “Y entonces el ama se centró otra vez en su pupila, la chica rebelde que se había jugado bien. Dejó que el látigo cayera de sus manos y alargó ambas a sus senos, acariciándolos, sintiendo la tersura de su piel y bordeando los pezones con los dedos, evitando tocarlos todavía, ni a ellos ni a las pesas” (pág. 172).

   Los perfiles psicológicos de “Deseada” se basan en una desmedida egolatría que conduce a los personajes a una autodestrucción progresiva, donde la exhibición y la teatralización que simulan los cortejos, los tríos, el látex y lo orgiástico no son otra cosa que una frustrada forma de vencer el hastío de esta posmodernidad. Maldito eufemismo de una decadencia que ha corrompido especialmente a las clases medias, muertas de éxito y que solamente en el desenfreno encuentran una forma de sentir: “El puñetero malnacido estaba vestido con unos pantalones de tela negros y una camisa del mismo color que le quedaba demasiado bien. (...) Llegaron más amos. La mayoría vestidos de traje, algunos con cuero, un par con vaqueros” (pág. 141).

   El personaje de Abbie, como una estimulante Catwoman, se ve abocada a que su cuerpo sea agente y objeto de la desidia, de un rito sexual que muestra la necesidad de vigorizar su autoestima mediante la escenificación del placer. Presa de sus propias víctimas, la sumisión y el dominio de su cuerpo comienzan desde la primera página de la novela. En este punto, considero que H. Hex consigue que el lector se involucre en esa pornografía refinada que, ahora más que nunca, se convierte en una forma de evasión ante discursos narrativos, seguramente más complejos técnicamente, pero que no se deshacen de ese estigma de lo políticamente correcto. 

   Por eso, H. Hex es un descubrimiento, con deficiencias técnicas, sin un argumento principal, pero con esa osadía de hacer visible lo que todos ansiamos, imaginamos y consumimos dentro de un espacio privado, con torpeza, ansiosos. Me alegro de que Ediciones Notwilus apueste por estas terapias; auténticos manuales de autoayuda que todos necesitamos en algún momento de nuestra desamparada existencia.
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miércoles, 7 de mayo de 2014

Sucias cortinas

   Los lobos miran a los fondos. Es oscuro el manto. Las hojas que hemos mordido nos alucinan. El chico bajo las piedras se retira. El desastre de los fuselajes. La horca. Los pájaros asesinos. Las cortinas ensuciadas de sangre. Ruedas de un camión que giran sobre el vacío. Las marismas hediondas. Los problemas de Matemáticas. Rescátame y no me pidas que guarde las fotos.
 
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lunes, 5 de mayo de 2014

Espejismo y serpiente

  Tengo motivos para resistir a diferencia de este ciervo que hunde su cabeza en cenagosas aguas. No he amado a las serpientes ni he visto el crepúsculo sobre las escamas. Quiero que vengas a mí, que me recorras con la lengua y todo lo que alrededor existe deje de avanzar. La superficie es quebradiza y la rompiente de luz nos arrebata otra claridad, el espejismo del alcohol.
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Escuchando a John Adams

   Escuchando a John Adams he desaparecido. A tu lado, ha quedado el resto de un reposo, la horma de luz. La música fluye, somos la música y ese viento predecible. Has mentido con la mirada; la realidad es demasido irritante y quieres que John Adams no te abandone, pero lo hará al igual que yo. El café será siempre frío y el desnudo hielo será una nueva visión entre los objetos.
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Quieres vivir

   Quieres vivir para siempre. Huyes de la ceniza, de todo lo que te recuerda podredumbre. No asumes los límites a los que estás obligado. Las aguas ascienden. Buscas esa luz que te deja a solas con la escritura mientras tus hijos alborotan a tu alrededor. Las acacias son el eco de una palabra que acabas de escribir.

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domingo, 4 de mayo de 2014

K.

  Porque no mereces estar junto a mi puerta. No eres digno de entrar a mi casa. Los discípulos devoran las migajas y tú, sin embargo, piensas en colonizar el valle de aguas rojas. Tus caballos no volverán a comer la hierba y crecerás entre la servidumbre. Debes pagar lo que tu padre no cumplió. No te arrepientes porque desconoces aún la condena.

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Eres la mujer leopardo

  Eres la mujer leopardo, la que se excita viendo películas de Paul Newman, la que muerde las sábanas, la que merienda altas dosis de teína con bizcochos de Solst Cafe´s, la que consume novelas de Edgar Wallace y camina sobre los vidrios para acercarse a mi mundo, la que detesta la poesía, pero ama a los poetas, la que no lleva sujetador cuando llueve y no preguntes por qué, la que consume porno para sacar ideas a una novela, porque detestas la poesía, pero te encandilan las novelas de Edgar Wallace y esas chicas de tacones altos que buscan sexo cerca de las piscinas.
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Sobre la corteza del fresno

   Qué noche, la más larga, sobre la corteza del fresno, sobre la cornamenta del corzo; los objetos son más apreciables que a la luz. El crepúsculo se ha hundido en las pozas. detrás de los aljibes, donde arden las cañas, los niños comen con las manos, ensucian sus bocas y quedan ciegos cuando la oscuridad los arrasa.

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El horror de algunas imágenes

  Estoy trabajando en una novela sobre la Segunda Guerra Mundial. El horror de algunas imágenes, el testimonio de algunos supervivientes, la soledad y la violencia ante nada que perder me hacen reflexionar sobre la inutilidad de la moral, de algunos discursos filosóficos. Perder nada, perder todo y después morir. La existencia queda reducida a intensas vivencias donde el dolor es el don de la supervivencia, y no hay más que escribir.

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La lectura y la agonía

  La lectura es la agonía de la soledad. "Agón" en griego clásico significaba "lucha" y así entiendo que la escritura también expresa esos rigores. La belleza surge del estrago, de la incansable lucha contra las limitaciones de uno mismo. Nunca estás a salvo de la pérdida de reflejos, del vacío que deja en tu vida una vez que lo escrito parece inútil, tan limitado como nuestra existencia y, sin embargo, el resto de las existencias avanza como si nada las molestase.

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