lunes, 3 de marzo de 2014

Lola López Mondéjar y La pequeña burguesía

Mi reseña en MinutoCero sobre la nueva novela de Lola López Mondéjar.  


   En La pequeña burguesía, la autora murciana describe su particular mundo de complejidades psicológicas a través de la concisión e intensidad que le proporciona el género del cuento. La modernidad de López Mondéjar es que renuncia a la frivolidad, al escapismo y a lo histórico para acercarse a una narrativa en puridad, sin cortapisas ni infantilismo, pues, en estos cuentos subyace una preocupación por el lenguaje con el que se escribe y aquel otro que debería solucionar los conflictos, aclarar los conceptos, expresar lo que nos angustia y que, sin embargo, resulta inútil a los personajes que se resignan a vivir.

   Las miradas incisivas, la forma de vestir, la enfermedad y la frustración del deseo son motivos temáticos que definen esa poética, sin ampulosidad, sin manierismo, condensada en el uso del sustantivo, de la frase precisa, con diálogos esclarecedores y descripciones de las costumbres que dicen todo, sin necesidad de elaborar manidos desenlaces, acerca de una burguesía que prefiere el hedonismo a la acción y al compromiso. Lo que se percibe en los últimos textos de López Mondéjar es esa alusión al detalle, al objeto y a la sutileza de una expresión para definir todo lo que quiere que exista en el discurso como referente de la vida de sus personajes.

  El hombre pez, Cercanías o Con alas nos describen comportamientos que necesitan de la ensoñación para sobrevivir en la realidad; una virtud de los cuentos de Julio Cortázar que la autora explora con delicadeza para que el lector confunda lo fingido con el mundo real. Pero es quizá ese aire decadente, influido por el cine de Fellini y de Visconti, el que alumbra en Amantes o Dinastía 2006. El insípido costumbrismo de la burguesía, su apocamiento a la hora de afrontar los verdaderos problemas sentimentales y su resignación ante la frustración del amor, idealizado por las convenciones, determinan la decadencia de unas conductas que perseveran en las apariencias y aceptan que la felicidad es ilusoria.

   En la trama de las relaciones, persiste el valor de una intertextualidad que profundiza en el cine italiano y en la pintura de Hooper por la sencillez de las estampas y su simbolismo. La intertextualidad, la intensidad de cada párrafo y el dilema de las situaciones a las que se enfrentan los personajes son algunos aspectos narrativos que siguen cautivándome de la prosa de López Mondéjar. La reflexividad sobre estos tiempos convulsos tampoco puede pasar desapercibida a su mirada perpleja y cavilosa, pues estos breves cuentos son maneras de poner en crisis lo socialmente aceptado. Porque el deseo parece no sobrevivir a la severa realidad, a su fariseísmo.

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