domingo, 9 de febrero de 2014

Nina y los niños lagarto

 A quienes volvieron a esta última partida se les cortó la cabeza. No hay tiempo para que cuentes los trajes de cuero que lleva Nina. La piel de la serpiente ha cubierto el cuerpo del recién nacido. En algunos despachos, esa mujer ha encadenado a unos cuantos perros recién desenterrados y espera complaciente a que ladren. La piel de la serpiente ha regenerado mi paladar abrasado por el roce del asfalto. Nina me prepara un té rojo mientras, a oscuras, los niños intercambian sus lagartos en las esquinas. 

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