domingo, 2 de febrero de 2014

La mujer de un perro llamado Bob

  Quién ha ordenado estas cajas donde agonizan las ardillas. Una filibustera tocaba el bandoneón cerca de casa. Guardaba las monedas viejas bajo el paladar. Dicen que había muerto un día antes de su primera aparición. Quién ha ordenado estas cajas donde los niños guardan cabezas de grillos y múltiples escarabajos. Hay otra mujer que pela naranjas cerca del afluente. Sus venas no son azules. Nunca nubo amor inflamado en su pecho. Arrojó una bolsa con algo que se movía a una acequia. Nunca la vieron con sus hijos ni con su perro Bob. Los árboles caen despacio y esa mujer teme las aglomeraciones y las cajas ordenadas que se humedecen tras las vitrinas de los cráneos.

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